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Si estás teniendo un mal día, suspiro. Hazlo en profundidad, porque este sencillo ejercicio actúa como un reseteador psicofisiológico, capaz de restaurar la homeostasis tanto fisiológica como psicológica.
Última actualización: 12 agosto, 2022
Suspirar es un acto que los poetas atribuyen a los amantes. Pero lo cierto es que no sólo suspiramos cuando soñamos con ese alguien que es objeto de nuestros deseos. Este patrón de nuestra respiración está íntimamente ligado a las emociones, pero también ayuda al cuerpo a liberarnos del peso de la tensión y el estrés.
Esta exhalación, que suele ser siempre audible, corta y precede a una inhalación más profunda de aire, es un mecanismo de homeostasis.. Nos equilibra. Nos alivia. Consuela a cualquiera e incluso parece liberarnos de más de un lastre. Además, esta respuesta fisiológica a menudo actúa como un mecanismo de comunicación.
¿Quién no recuerda, por ejemplo, aquel profundo suspiro de nuestra madre cuando habíamos cometido una travesura y nos alertaba con ese gesto de pronta reprimenda? Aún más, es común que cuando escuchamos a alguien cercano suspirar, preguntamos casi al instante qué le pasa.
Si hacemos esto es porque sabemos que este acto responde a algún estado emocional que puede necesitar validación y apoyo.
Tanto las personas como los animales suspiramos, y lo hacemos por un intenso estado emocional.
Emociones como la ansiedad pueden hacernos suspirar mucho más.
Suspiro, un reinicio fisiológico a tu alcance
Andrew Huberman, profesor de neurobiología en la Universidad de Stanford, señala que suspirar es el discreto arte de reducir el estrés y la ansiedad. Lo llamativo es que cuando lidiamos con estos estados emocionales, ese patrón de respiración ya aparece automáticamente, tanto en nosotros como en los animales.
Sin embargo, no lo hacemos de forma adecuada, es decir, aunque genera cierto alivio, no siempre proporciona un beneficio permanente. Y esto es así por un hecho muy concreto: porque respiramos muy rápido. El estrés provoca que gran parte de nuestros alvéolos pulmonares colapsen con aire debido a la alta frecuencia de nuestro corazón. Respiramos rápido y el nivel de CO₂ aumenta. Todo esto conduce a la fatiga y la incomodidad.
Para beneficiarse de los suspiros, deben ser actos plenamente conscientes. Un suspiro lento y profundo tiene un efecto reparador en el cuerpo.. Es beneficiosa porque consigue renovar el oxígeno, eliminar el dióxido de carbono de desecho y eleva la tasa de endorfinas. Experimentamos una agradable sensación de bienestar mucho más sostenida en el tiempo.
Las respiraciones profundas, aquellas de las que tenemos pleno control y las hacemos conscientemente, nos aportan un gran alivio psicológico.
Los beneficios de la exhalación profunda para la ansiedad
La Universidad de Lovaina realizó una interesante investigación en 2016. Se encontró que el suspiro profundo redujo el índice de ansiedad en las personas que evidenciaron este problema. Sin embargo, el descubrimiento de este beneficio para la salud no es nuevo.
Hay documentos que hablan de cómo en 1930 ya se aplicaba una técnica llamada “suspiro fisiológico”. Sabemos que nuestro cuerpo emite pequeños suspiros a lo largo del día de forma inconsciente. Lo hacemos para regular y optimizar la función pulmonar. Sin embargo, cuando se trata de estrés y ansiedad, esos suspiros son más frecuentes, pero más breves y entrecortados.
El suspiro fisiológico consiste en una respiración profunda y voluntaria con la que Exhale constantemente durante 6-8 segundos. De esta forma, los receptores del corazón detectan este movimiento en el diafragma, y envían mensajes al cerebro para que reduzca la frecuencia cardíaca. Pronto ya estamos notando una relajación placentera…
Respira hondo 3 veces al día
Los estados emocionales de valencia negativa como el miedo, la ansiedad, la angustia e incluso la tristeza, nos hacen suspirar mucho más. Así, algo que queda en evidencia es que elevar el ritmo de los suspiros diarios, lejos de hacernos sentir bien, eleva la sensación de alerta. Hasta el punto de que, en muchos casos, puede desencadenar una hiperventilación.
En la medida de lo posible, lo ideal es regular y controlar los tiempos que suspiramos. Aprender a respirar cuando atravesamos esos momentos más complicados de la cuenta, será beneficioso y catártico para nosotros. Igualmente, suspirar profunda y conscientemente 3-4 veces al día será de gran ayuda.
La técnica sería la siguiente:
- Inhala por la nariz de manera constante durante 3 o 4 segundos. Debemos procurar que este aire llene el abdomen.
- Mantén ese aire durante 7 segundos.
- Exhala el aire con fuerza (recuerda, cuando suspiramos siempre hacemos un sonido) durante al menos 8 segundos.
- Vamos a repetirlo 2 veces más.
Suspirar mientras nos comunicamos también es una forma de liberación emocional.
La exhalación como mecanismo de comunicación emocional
El suspiro es también un recurso para la comunicación emocional. Cuando escuchamos a alguien hacer este sonido característico, sabemos que hay algo inquietante y perturbador en la mente de esa persona.. Suspiramos por emociones de valencia negativa, pero también positivas. La ilusión, el amor y la preocupación activan ese reseteador fisiológico, con el que exhalar y encontrar un ligero alivio.
Lo común cuando alguien cercano hace este sonido es que le preguntemos qué le pasa. De alguna manera, un suspiro es una llamada de atención en un contexto social que pretende darnos apoyoEl uno al otro. No lo descuidemos. Seamos inquisitivos y tratemos de descubrir qué es lo que lo carcome, qué genera ansiedad, desesperación o nerviosismo en ese ser cercano.
Porque si bien espirar profundamente aporta una adecuada homeostasis al organismo, habla de lo que duele, cura y repara mucho más. No dudemos en aprovechar esa señal, ese mecanismo tan propio del ser humano como es suspirar…
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