Ruidos negros, así afectan tu mente

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El ruido negro puede provocar mareos, dolor de cabeza, confusión, estrés… Son frecuencias acústicas inferiores a los 20 hercios que producen, por ejemplo, los electrodomésticos o el tráfico. Analizamos este fenómeno.

 

Última actualización: 09 febrero, 2022

Los ruidos negros son vibraciones de ondas infrasónicas apenas audibles con frecuencias inferiores a 20 hercios. No los oímos, pero los percibimos, y su presencia puede ser tanto estresante como perjudicial para la salud. Son una especie de zumbidos o chasquidos persistentes que conviven con nosotros las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

Es cierto que en nuestra vida moderna nos vemos obligados a rodearnos de sonidos que no siempre podemos controlar o evitar. Oímos el tráfico, los sonidos de la calle, el traqueteo de las obras de otras casas, el murmullo de las conversaciones de los vecinos… Sin embargo, lo que llama la atención es que hay frecuencias acústicas que no podemos oír y que tienen un efecto más nocivo. impacto.

En este caso podríamos hablar metafóricamente de energías negativas. Son los generados por los frigoríficos, los acondicionadores de aire o las vibraciones del tráfico en nuestros edificios y en consecuencia también en nosotros. Lo alarmante es el hecho de que estos sonidos interfieren con las frecuencias de las células cerebrales. Analizamos este tema.

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¿Qué son los ruidos negros?

Nuestro entorno está habitado por múltiples dimensiones que no vemos ni oímos, pero que nos afectan. De esta forma, cuando hablamos de sonido, es interesante saber que se clasifica en ultrasonidos, sonidos audibles e infrasonidos. El ruido negro es infrasonido es decir, estímulos acústicos que emiten ondas capaces de producir contracciones y dilataciones en la materia.

El oído no siempre los percibe con claridad. En cambio, lo que notas es una sensación dolorosa, como algo que nos presiona, algo áspero que rasca nuestros sentidos. Esa percepción de incomodidad es el efecto de las ondas ultrasónicas sobre las células del cuerpo.

Si vivimos al lado de una carretera por donde pasan máquinas de gran tonelaje, no solo oiremos el sonido de sus motores. Máquinas como camiones grandes, trenes, cosechadoras, tractores y autobuses también emiten ruido negro. Son infrasonidos que impactan en las paredes de las casas y también en el sistema nervioso central.

Los conductores son los que más sufren los efectos del ruido negro.

Todos absorbemos ondas de infrasonido y estos son sus efectos

Las frecuencias acústicas por debajo de 20 hercios son como zumbidos o clics persistentes. Para comprender e identificar este tipo de estímulos acústicos, pensemos en aquellas ocasiones en las que vamos en coche, tren o avión y se nos tapan los oídos, sufrimos mareos o se nos entumece la cabeza. El ruido negro emite un tipo de energía que, poco a poco, nuestro cuerpo va absorbiendo.

El Departamento de Neurología del Hospital Xijing en China ha estado estudiando este fenómeno durante años. En uno de sus trabajos de investigación, revela el efecto de los ultrasonidos sobre tejidos orgánicos como el sistema nervioso central (SNC). Lo sabemos pueden degenerar los axones de las neuronas del hipocampo. Afectando así la memoria.

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Además, otros estudios, como el realizado en la Universidad Laurentian de Canadá, advierten del riesgo para la salud de los infrasonidos en el rango de 5 a 40 hercios. El ruido negro puede provocar náuseas, mareos, cansancio, malestar general, dolores diversos y también trastornos del sueño.

¿De dónde vienen los ruidos negros y cuál es su mecanismo?

El infrasonido no daña nuestros oídos. No es como escuchar un avión despegar o el sonido de un cristal rompiéndose. Son ondas acústicas que emiten pequeñas vibraciones en el cuerpo. Podemos sentirlos cuando metemos la mano en la lavadora o en el frigorífico. También al conducir un automóvil o camión.

En los últimos años se habla mucho de aerogeneradores. Esos magníficos molinos de viento modernos que se encuentran en muchos pueblos y ciudades también producen una especie de ruido negro.. Las personas que viven cerca de ellos también pueden experimentar muchos de los efectos mencionados anteriormente.

Se ha observado que esas ondas infrasónicas que llegan a las células son procesadas por el cerebro como un tipo de patógeno del que defenderse. Esto hace que produzca catecolaminas y se active desde una respuesta de estrés hasta una reacción inflamatoria. Sin embargo, debemos tener en cuenta que estos efectos solo aparecen si estamos expuestos a ese ruido negro durante semanas o meses.

¿Podemos reducir o escapar de este tipo de infrasonidos?

Probablemente, la única manera de evitar por completo el ruido negro es salir de las ciudades e irse a vivir al campo. Lejos de la civilización. Ahora bien, como bien sabemos, esto es poco más que una entelequia, una imposibilidad. Por ello, sería determinante que las autoridades sanitarias tuvieran más en cuenta esta realidad tan dañina para la salud física y mental.

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Por ejemplo, sería de gran ayuda que los arquitectos colocaran la ventilación, el aire acondicionado o los grupos electrógenos en cubículos protegidos para evitar que sus vibraciones lleguen a los inquilinos. Los grupos de población y las casas también deben estar alejados de carreteras o carreteras muy transitadas.

El tráfico y los electrodomésticos son los principales emisores de ruido negro. Controlar en la medida de lo posible estas variables nos permitiría tener una vida más saludable.

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