Rojo o el panda rojo que todos llevamos dentro

 

El rojo nos recuerda lo complicado que es ser adolescente y cargar con el peso de las expectativas familiares sobre nosotros. Adultos y niños llevan dentro un enorme panda rojo que quiere emerger cada vez que estallan las emociones más intensas.

 

Última actualización: 23 marzo, 2022

Red es la nueva y exuberante fantasía audiovisual de Pixar. Es cierto que han pasado varias décadas desde que se estrenaron creaciones inolvidables como Toy Story, Up o Buscando a Nemo. Sin embargo, la gran fábrica continúa conquistando a niños y adultos por igual con su excepcional dominio de las emociones y de tratar temas que son muy identificables.

Esta última producción ha aterrizado directamente en la plataforma Disney y su éxito ha sido arrollador. No es para menos. Es una película hilarante, inteligente y honesta. Aborda temas que hasta ahora no se habían tocado en la industria de la animación, como la menstruación. Esta vez no tenemos un protagonista con inseguridades o sueños frustrados. Ella tampoco es intimidada en la escuela.

Nuestra protagonista es Meilin Lee, una niña china en plena pubertad que vive en Toronto, que tiene un maravilloso círculo de amigos y que disfruta de sus grupos musicales favoritos. El principal problema de esta adolescente es su madre, una mujer tradicional e hiperprotectora que lleva más de un problema sin resolver en su vida.

“¿Regla número uno en mi familia? Honra a tus padres».

-Meilin-

El rojo es una invitación a la reflexión tanto para niños como para adultos.

Red o el peso de las expectativas familiares

Meilin es una niña china-canadiense de segunda generación que se enfrenta a dos experiencias. El primero es el despertar a la adolescencia ya ese caos efervescente de emociones intensas. Otro factor que trata la protagonista es el peso de una familia tradicional muy arraigada en su cultura.

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Su madre es una figura que ronda constantemente a su alrededor, condicionando cada parte de su vida. Las expectativas que depositan en Meilin son tan altas y opresivas que su estado emocional se debate entre la desesperación, la vergüenza y la rabia.

Las complicadas relaciones madre-hijo, sumadas a su transición a la adolescencia, conforman un cóctel explosivo que, en un momento dado, da paso a un maravilloso elemento sobrenatural…

Más allá del tema central, la estética de Red cautiva. Nos recuerda a Mi Vecino Totoro, por esas figuras inmensas y redondeadas que generan tanta afinidad y placidez a la vez. Asimismo, este ambiente urbano multicultural también hipnotiza al espectador, con delicados tonos pastel y un ritmo visual acelerado, festivo y alegre.

El oso panda rojo, el armatoste de la cultura oriental

Red contiene un secreto, una revelación inesperada. Todas las antepasadas femeninas de la familia de Meilin se convirtieron en pandas rojas cuando eran adolescentes.. En ese período de rebelión, propio de la pubertad y de las hormonas alborotadas, emerge esa enorme criatura peluda y roja que hace acto de presencia cada vez que son atrapados por emociones con valencia negativa.

Meilin aprende rápidamente a controlar sus emociones. De hecho, sus amigos, ese círculo enriquecedor y sólido de figuras afectivas, son su mejor apoyo para la niña. Son ese refugio de sosiego que, curiosamente, su familia y en concreto su madre no le ofrecen. Es precisamente esa figura materna la que hace despertar en ella su ira y su frustración, al más puro estilo Hulk.

El miedo a la desaprobación y el peso de las expectativas familiares

Esta producción recuerda un poco a Encanto.. En este último, los miembros de la mágica familia Madrigal se vieron presionados por las expectativas de su formidable y dominante matriarca, la abuela. En Red volvemos a tener una figura femenina controladora, también hija de inmigrantes chinos, y muy condicionada a cómo debe educar a su hija.

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Meilin oculta continuamente sus gustos y pasiones por miedo a la desaprobación y las críticas.. Cuando en algún momento se atreve a pedir algo (ir a un concierto), se le niega. La sombra de las tradiciones y esa educación vetante y sobreprotectora despierta constantemente a ese gran panda rojo que habita en ella.

Red muestra a una madre sobreprotectora que presiona a su hija debido a heridas pasadas.

Rojo y las heridas de la madre

No es fácil seguir el peso de los mandatos familiares. No es fácil adaptarse a otra cultura arrastrando el lastre de tradiciones que vetan las libertades y que obligan a ser como se espera y no como se desea. En Rojo, la mirada se sitúa más allá del adolescente para que el adulto también investigue al panda rojo que duerme en él.

En esta película se nos revela una realidad de la que no se habla mucho. La de las madres inmigrantes en los países occidentales que suelen ser autoritarias y críticas con sus hijos, por un deseo muy concreto: que triunfen. Para que tengan éxito en ese país y prosperen. Esto, como bien podemos imaginar, provoca una alta presión psicológica en las generaciones más jóvenes.

Esa herida es la que sufrió la propia Meilin, pero también es la que sufrió su madre en el pasado. Por eso, en un momento dado, sale de ella un gigantesco panda rojo de esta última, producto de sus angustias enterradas, sus frustraciones y traumas generacionales.

Las heridas de la madre salen a la luz y deben ser curadas por esas otras figuras femeninas de la familia, incluida la propia Meilin.. Es entonces cuando llega la armonía, cuando los pandas vuelven a dormirse y cada uno tiene la oportunidad de sentir la vida en plenitud y libertad. Buscando su propia autorrealización.

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