¿Por qué somos supersticiosos?

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Las supersticiones son creencias mágicas sin base racional en las que todos hemos creído en algún momento. Pero, ¿por qué somos supersticiosos?

Última actualización: 02 octubre, 2022

¿Cruzas los dedos para tener buena suerte? ¿Tienes miedo de pasar por debajo de una escalera? Supersticiones, aunque creamos más o menos en ellas, lo cierto es que están por todas partes. Pero, ¿por qué somos supersticiosos?

La explicación podría tener su origen en la tendencia del ser humano a querer dar sentido a lo que, por medio de la razón o la lógica, no puede comprender. ¿Qué más hay detrás de las supersticiones?

«La superstición en la que fuimos criados conserva su poder sobre nosotros incluso cuando llegamos a no creerla».

Gotthold Ephraim Lessing

¿Qué significa ser supersticioso?

La superstición se define como ‘una creencia que no tiene base racional; Consiste en atribuir un carácter mágico o sobrenatural a determinados acontecimientos’, o ‘en pensar que determinados acontecimientos traen buena o mala suerte’.

Por su parte, Damisch et al. (2010), en un estudio publicado en la revista Psychologial Science, las definen como “creencias irracionales según las cuales se considera que un objeto, acción o circunstancia, sin una relación objetiva con una situación vital de la persona, puede influir en ella”. .

Las supersticiones tienen una larga historia detrás y deben contextualizarse dentro de cada cultura, tradición e incluso religión de cada lugar. Supersticiones hay muchas, como que un gato negro que se cruza por delante nuestro es capaz de cambiarnos la suerte, romper un espejo, pasar por debajo de una escalera o derramar sal sobre la mesa. Y también supersticiones “buenas”, como cruzar los dedos para tener buena suerte.

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Las supersticiones deben contextualizarse dentro de cada cultura.

Las razones por las que somos supersticiosos

La superstición no tiene un único origen: intervienen factores personales, sociales y culturales. Hay culturas que son más supersticiosas que otras y gente que lo es también. Intentamos averiguar qué hay detrás de todo esto.

Buscando explicación a los misterios: la mente animista

El hecho de que los humanos siempre hemos tratado de encontrar una lógica en lo que parecía escapar podría explicar por qué somos supersticiosos.

Además, tenemos una mente animista, lo que nos lleva a atribuir a los objetos y eventos físicos (entidades inanimadas) cualidades biológicas como la vida o cualidades psicológicas como la conciencia. De hecho, como resultado de esta mente animista del ser humano, muchas religiones antiguas pensaron que los objetos y eventos de la naturaleza tenían alma y conciencia propias.

La mente racional es más cara.

Con el paso de la historia y el avance de la ciencia, llegó el método científico que nos llevó a ser más racionales a la hora de explicar el por qué de las cosas. Por otro lado, las supersticiones son más «simples», son argumentos superficiales que nos permiten sentir que tenemos el control «algo» que nos rodea. Y aunque esta lectura de la realidad es más simplista, nos da una sensación de seguridad.

Así, a modo de ilustración, es más fácil pensar que hemos tenido un mal día porque “nos hemos levantado con el pie equivocado” (literalmente), que empezar a analizar todos los detalles que explicarían por qué hemos tenido un mal día y entiendelo.

Disonancia cognitiva y superstición

Por otro lado, la disonancia cognitiva también podría tener algo que ver con la superstición o la llamada “creencia en la suerte”. Piensa en lo selectivos que somos con nuestras supersticiones.

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Por ejemplo, si pasamos por debajo de una escalera y luego encontramos un pinchazo en el coche, eso está claro, ¿no? (pensamiento causa-efecto). En cambio, esa escalera la olvidaremos si luego nos encontramos con todos los semáforos en verde de camino a la oficina, porque a nuestra mente “no le importa” -en este caso entiende que es absurdo imaginar una posible relación entre el estado de los semáforos y la situación de las escaleras-. En ambos casos hemos pasado por debajo de una escalera, pero nuestra mente decide cuándo tender el hilo atribucional y cuándo no.

Aquí interviene el mecanismo de la disonancia cognitiva, ya que tendemos a tomar como relaciones de causa-efecto todas aquellas asociaciones que esperamos que sean. En otras palabras, tendemos a confirmar lo que pensamos y lo mismo sucede con las supersticiones.

El entorno sociocultural influye

¿Son los hombres o las mujeres más supersticiosos? ¿Depende la superstición de nuestro origen? Un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México analizó la contribución de las variables sociodemográficas de sexo, edad y nivel socioeducativo al tipo de creencias mágicas de un grupo de 360 ​​personas.

A través de un cuestionario de creencias mágicas, indicaron su grado de acuerdo o desacuerdo con 41 afirmaciones, muchas de ellas relacionadas con la superstición y divididas en 4 categorías:

  • Experiencias extraordinarias.
  • Superstición.
  • Religión.
  • comunicación paranormal.

Los resultados del estudio apoyaron el argumento de que las creencias mágicas, incluidas las creencias supersticiosas, son producto del entorno sociocultural en el que cada persona se desarrolla.

Encontraron, por ejemplo, que cuanto mayor es el nivel educativo, menor es la inclinación de personas a adoptar diferentes creencias mágicas. Y este escepticismo puede ser fortalecido y mantenido por el contacto de las personas con compañeros que están inmersos en la ciencia y en entornos universitarios, lugares donde se cuestionan las creencias tradicionales y se prueban las ideas heterodoxas.

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Por otro lado, también encontraron que tanto hombres como mujeres compartían las mismas creencias en experiencias extraordinarias, superstición y comunicación paranormal, independientemente de su nivel socioeconómico. Finalmente, según el estudio, la sociedad no solo moldea nuestras percepciones más básicas e incluso el concepto que tenemos de nosotros mismos, sino también nuestras creencias mágicas y supersticiosas.

La tendencia a querer dar sentido a lo que no podemos entender está relacionada con la superstición.

Otros factores que favorecen la superstición

Hay varias razones que explican nuestra superstición. Más allá de lo comentado, podemos decir que somos supersticiosos también porque:

  • Necesitamos tener un sentido de control. sobre situaciones inciertas o impredecibles (tenemos una baja tolerancia a la incertidumbre).
  • Es más fácil abrazar una superstición que asumir que hay un componente importante de aleatoriedad en lo que nos sucede.
  • Necesitamos suavizar el sentimiento de impotencia que tenemos.

Entonces, en cierto modo, creer en supersticiones “nos tranquiliza”. Y es que, no es malo ser supersticioso, hasta puede ser bueno toma estas creencias mágicas con humor que nos han llamado la atención en algún momento.

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Gracias por leer ojodesabio.com. ¡Hasta pronto!

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