Para muchos, “The last of us” se erige como la mejor adaptación televisiva de un videojuego. Su atmósfera oscura y apocalíptica nos revela con frecuencia los aspectos más profundos y emocionales del ser humano, como el amor o el trauma psicológico.
Última actualización: 17 de febrero de 2023
Las historias sobre escenarios apocalípticos siempre han rondado nuestra imaginación psicológica.. Nos atraen porque nos ubican en mundos probables, en territorios inhóspitos, pero de alguna manera factibles. Un ejemplo de ello fue la reconocida novela de Cormac MacCarthy, The Road (2006). Este libro ganó el premio Pulitzer y se convirtió en un gran éxito de ventas.
El esfuerzo de un padre y su hijo por sobrevivir en una Norteamérica calcinada tras un holocausto nuclear, se convirtió en una perturbadora metáfora sobre un futuro posible para el ser humano. Más allá del mundo literario, estos temas también son muy populares en el mundo de los videojuegos. Sin embargo, entre la gran cantidad de títulos sobre este género, destaca uno en particular.
The last of us, estrenada en 2013 por la compañía americana Naughty Dog y distribuida por Sony, abre otra metáfora igualmente inquietante del fin de la humanidad. En este caso, el origen no está en las armas nucleares ni en un virus pandémico. Es una cepa del hongo. cordyceps , que, como consecuencia del cambio climático, es capaz de parasitar a las personas del mismo modo que las hormigas o los artrópodos…
“The last of us” traza un mundo en ruinas y dominado por la violencia, donde aún quedan espacios y rincones para que florezca lo más bello de la humanidad en su forma más pura.
Ellie es la chica que representa la última esperanza de la raza humana.
The last of us: un espectáculo oscuro y conmovedor
Pensar en una posible epopeya apocalíptica dominada por hongos suena irónico, pero también aterrador. Imaginar a la humanidad convertida en criaturas fúngicas y con comportamientos caníbales -clickers-, es un giro innovador. Más aún cuando el cliché de los zombis y todas las producciones como The Walking Dead se habían estirado en exceso y el público, ávido de nuevos contenidos, demandaba otras propuestas.
El último de nosotros Ha llegado al espectador en plena pospandemia y en plena evolución del cambio climático. Ahora, más que nunca, somos mucho más sensibles a estos escenarios porque parece que los sentimos todos los días. Esta es una serie que traza un espectáculo que combina lo desgarrador con lo bello, lo trágico con lo conmovedor. Y algo así trasciende en el espectador.
El éxito de audiencia se debe a dos elementos nucleares. La serie ha sido adaptada por el propio creador del juego, Neil Druckmann. Consciente de que la televisión permite otras narrativas alternativas al propio videojuego, ha decidido ampliar y enriquecer la historia dotándola de mayor profundidad emocional. Asimismo, también contamos con Graig Mazin, el showrunner de Chernobyl.
La adaptación del videojuego a la televisión es perfecta, pero su creador ha decidido enriquecerlo mucho más. Por otro lado, aquellos que no conocen la historia original se adentran fácilmente en un guión creíble, coherente y emotivo.
Dos protagonistas arquetípicos con los que es fácil conectar
Los protagonistas de The last of us responden a ese esquema arquetípico que no nos cuesta reconocer. De nuevo tenemos el compendio adulto-niño que Cormac MacCarthy ya utilizó en su día en The Road (2006). En la nueva serie de HBO conoceremos a Joel (Pedro Pascal) y Ellie (Bella Ramsay).
El primero fue un obrero de la construcción tejano que lleva consigo la tragedia de haber perdido a su hija y, posteriormente, a su pareja. La niña simboliza la esperanza, su cuerpo es inmune a las infecciones de los humanos mutantes y es la figura que Joel debe proteger a lo largo de un viaje épico en un mundo en ruinas.
El universo psicológico de los personajes está esculpido con precisión y delicadeza. Joel no está emocionalmente disponible en muchas ocasiones, es un personaje estoico que lidia con traumas profundos de los que no quiere hablar. Lo conocemos por sus actos, por esos pequeños matices en los que asoma su calidez y, sobre todo, por su instinto protector hacia la chica.
Ellie, por su parte, es una adolescente chispeante, curiosa e inquisitiva. que aporta ese halo de calidez y luz a un contexto desolador y amenazador.
Capítulo 3: amor en medio de las cenizas
En The last uf as pronto descubrimos que, a menudo, la mayor amenaza no son los mutantes, sino los propios hombres. Cuando el mundo se derrumba y domina el caos o la anarquía, emerge lo peor del ser humano. Pero también hay pequeños entresijos para que surja lo mejor. Prueba de ello es lo que nos presentan sus creadores en el tercer capítulo.
En él, y desarrollado a lo largo de dos décadas, descubrimos la historia de dos personajes: Bill, el clásico prepper misantrópico o persona entrenada en supervivencia en contextos apocalípticos, y Frank, un artista que casualmente cae en una de sus trampas. El rodeo romántico de ese tercer episodio, que nos revela la historia de amor entre dos hombres, traza uno de los momentos más bellos de la televisión.
Nos recuerda que aunque en el mundo solo haya cenizas, siempre valdrá la pena vivir en él si tienes a quien amar. Por otro lado, cabe señalar que Long, Long Time, no fue del gusto de todos, especialmente para ciertos puritanos del videojuego.
Sin embargo, su creador, Neil Druckmann, lo dejó claro. No han cambiado nada del juego en sí, simplemente decidieron «pasar más tiempo» con dos de los personajes que ya existían…
El capítulo 3 de The Last of us (Long, long Time) narra una bonita historia entre dos hombres con la que entender que el amor de nuestras vidas puede aparecer en cualquier momento, incluso en los más oscuros.
The last of us está orquestado por espacios físicos y emocionales dominados por el dolor de la ausencia.
Pequeñas historias que escalan grandes emociones
La última y exitosa serie de HBO aún se encuentra en su primera temporada. Muchos la describen como la mejor adaptación televisiva de un videojuego. Para los que no conocemos las experiencias de Joel y Ellie a través de una PlayStation, vemos un programa con elementos cautivadores. Tanto como querer seguir los pasos de sus protagonistas y ser parte de su viaje.
Nos atraen los profundos traumas que se esconden en los rostros de sus personajes. Nos conmueven esas pequeñas historias que se hilan en medio de las ruinas y la desolación distópica, para demostrarnos que el amor es lo que mueve siempre al ser humano.. El amor entre hermanos, entre parejas y entre padres e hijos…
No estamos ante una serie de infectados más. El poder de los vínculos y nuestras emociones son esas armas incombustibles que nos permitirán salir sin duda alguna de cualquier escenario fatality y apocalíptico. Con o sin champiñones en el medio.
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