¿Por qué las personas inteligentes a veces fingen que no lo son?

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Las personas muy inteligentes a menudo tienen serios problemas para adaptarse a muchos entornos. En el trabajo, a veces, se prefiere al más inepto y obediente. Todo esto provoca, muchas veces, que quien es brillante rebaje y oculte sus competencias…

Última actualización: 01 diciembre 2022

¿Eres de los que alguna vez se ha visto obligado a eliminar estudios y experiencias de su currículum para conseguir un trabajo? A veces vemos nuestras habilidades y valor más como un problema que una ventaja. Sobre todo, cuando somos conscientes de que existen escenarios en nuestra sociedad en los que se prefiere la mediocridad al talento excepcional.

Lo vemos a menudo en determinadas figuras que, a pesar de su ineptitud, alcanzan puestos de alta dirección. Detrás de estas realidades están, por ejemplo, los anti-líderes, figuras que prefieren trabajadores leales a personas de gran valor. Porque lo que muchas organizaciones quieren es que nada cambie, que la autoridad no sea desafiada y que no surjan nuevas ideas.

En ciertos casos, se opta por la estupidez funcional por la mente innovadora, aquella que con su flexibilidad, resolución y perspectiva crítica, reformula estructuras y trae progreso. Gran parte de esta realidad puede explicar por qué las personas más brillantes se sienten decepcionadas y, a veces, optan por disfrazar su potencial.

Somos seres sociales y muchas veces lo que más necesitamos es adaptarnos, conseguir un trabajo, no ser el “bicho raro” que nadie entiende y que a veces nos incomoda. Sin embargo, ante esta estrategia, solo podemos hacernos una pregunta… ¿Puede ser feliz la persona que se ve obligada a rebajar su valor para integrarse?

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Las personas altamente inteligentes son muy reflexivas, críticas y buscadoras de la verdad. Esto muchas veces hace que se sientan desencantados con un entorno que no siempre reconoce quién es más valioso.

La persona más inteligente no siempre es la más adecuada para ciertos trabajos. Esto se sabe y hay muchos que rebajan sus cualidades.

Razones por las que las personas inteligentes pretenden no serlo

Vivimos en un mundo en el que los más ignorantes se perciben a sí mismos como los más talentosos (efecto Dunning-Kruger) y los más preparados subestiman su valía (síndrome del impostor). Esto, que puede parecernos de lo más irónico, encierra en realidad una terrible tragedia. Las personas más brillantes y competentes se desperdician en un sistema sostenido pero no avanzado.

A este contexto se suma la realidad ya comentada: muchas veces, las personas inteligentes fingen que no lo son por pura supervivencia social. Aquellos con un coeficiente intelectual más alto tienden a tener más problemas de adaptación y esto significa perder muchos beneficios sociales.. Un ejemplo de esto es no lograr una carrera profesional o incluso no tener una buena red de amigos o incluso pareja.

Profundicemos un poco más en esos factores que explican por qué alguien brillante reduce sus habilidades.

Los niños más brillantes son calificados en la escuela como «sabios» y «sabelotodo». Muchas veces pueden incluso sufrir bullying y sentirse rechazados por su talento. Esto puede hacer que, en algún momento, opte por bajar sus habilidades para adaptarse y no llamar la atención.

La sobrecualificación es un problema para conseguir trabajo

Las personas más inteligentes a veces fingen que no lo son porque se sienten como peces grandes en estanques pequeños. Hay tan pocas ofertas de trabajo para empleados altamente capacitados que no queda otra opción que bajar las expectativas. y recortar el currículum.

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La sobrecualificación se considera una amenaza en muchos entornos laborales. Esto se debe, en primer lugar, a que no se crean suficientes puestos para estos perfiles. Segundo, porque no siempre pueden/quieren retribuir como se merecen. También hay otro factor interesante.

La Universidad de Western Australia realizó un estudio en el que destacaba que muchos directivos asumen que cuando una persona está sobrecualificada para un puesto, tiende a aburrirse. Poco a poco, esta percepción de que las propias habilidades están por encima de sus tareas hace que acaben desvinculándose de sus responsabilidades y aparezca el ostracismo.

Hay muchos prejuicios en torno a las personas brillantes y talentosas.. Esto explica por qué a menudo, para sobrevivir y conseguir un trabajo sencillo, optan por bajar la vista y recortar su currículum.

La eterna búsqueda de encajar socialmente

La Universidad de Singapur demostró en un estudio que mientras la gran mayoría se siente feliz compartiendo tiempo con amigos, las personas más inteligentes disfrutan más de la soledad. Sin embargo, esto no significa que sean figuras asociales y que no necesiten una conexión con los demás. Porque, como seres humanos, todos lo necesitamos.

Por lo tanto, para construir una red básica de amistades, muchas veces se ven obligados a diluirse, a crear un «personaje» menos profundo y brillante con el que conectar con los demás a través de conversaciones más triviales.

Cuando las personas fingen ser algo que no son, lo hacen por mera supervivencia, porque se han dado cuenta de que eso facilita su día a día e incluso su adaptación.

La necesidad de no llamar la atención.

Las personas inteligentes a veces fingen que no lo son para evitar el sufrimiento. Esto puede parecernos llamativo, pero es un hecho que vemos con frecuencia. El niño con altas capacidades intelectuales suele sufrir situaciones de bullying. Muchos han pasado parte de su vida académica arrastrando los más variados apodos y algunos insultos.

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Crecer como ese patito raro o búho sabelotodo que siempre estaba solo en el patio de la escuela deja una marca. E incluso más de un trauma. Algo así hace que a veces, al llegar a la edad adulta, opten por reprimir su personalidad, su carisma, su talento y sus conocimientos.. Todo ello como mecanismo básico para evitar el rechazo y el dolor sufrido en la infancia.

Hay muchas mujeres inteligentes que tienden a bajar su inteligencia para no intimidar a posibles parejas afectivas.

¿Qué efecto tiene camuflar lo que uno es?

Si hay un rasgo que define a las personas altamente inteligentes es su capacidad para resolver problemas. De esta forma, cuando son conscientes de que el talento y una mente brillante son vistas como amenazas, es común que estos hombres y mujeres quieran resolver ese desafío con decisión. Y el resultado es recortar potenciales, aparentar conversaciones intrascendentes, dejarse llevar por la inercia de los contextos.

¿Qué efecto tiene esta estrategia? El resultado no puede ser más negativo. Si optamos por eliminar estudios y valores de nuestro currículum para conseguir un trabajo, terminaremos desmotivados y frustrados. Si decidimos fingir cierta ingenuidad para no incomodar, parecer arrogante o demostrar que somos más inteligentes que alguien que nos gusta, viviremos en la contradicción y la infelicidad.

Aparentar lo que no se es, ocultar lo que se vale y crear un carácter que se adapte diluirá nuestro auténtico ser. Vivir en una eterna distorsión de nuestro propio ser nos lleva a la depresión, a desdibujarnos en una sociedad que nos quiere igual. Cuando ser diferente, único y excepcional es un valor que hay que saber aceptar, aprovechar y potenciar.

Siempre habrá personas que aprecien y busquen lo más brillante; no apaguemos nuestra luz interior para vivir en la oscuridad con los demás. Confiemos en nosotros mismos.

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