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Curioso cómo funciona nuestra mente. El efecto Pratfall es un buen ejemplo de esto, o de cómo alguien puede empezar a gustarnos más cuando comete un error…
Última actualización: 20 de julio de 2022
Hay un singular encanto en esa persona inteligente y competente que, sin embargo, no tiene ni idea. La figura del genio torpe, tan icónica en el mundo del cine, encierra una explicación psicológica tan curiosa como llamativa. Hablamos sobre el efecto Pratfall, o cómo las personas brillantes se ganan nuestra simpatía al cometer algunos errores.
Vamos a pensarlo. No es un hecho aislado o los típicos datos singulares que la ciencia trae de vez en cuando y que muchos cuestionan. Porque lo cierto es que no es raro que hayamos sido testigos directos de ello.
En una película, cuando el genio sale de la luz dada, nos empieza a gustar más. Lo mismo sucede en la vida real. Cuando el típico sabelotodo de la clase o el deslumbrante compañero de clase tropieza o derrama café, los encontramos mucho más amigables, accesibles y entrañables. El error los hace más humanos, y también más cercanos.
Nunca equivocarse o tropezar ha sido tan rentable. Y ojo, porque este fenómeno psicológico es bien conocido y más de uno lo explota intencionadamente…
Ser falibles nos hace humanos y esto a veces es objeto de atracción.
Las personas que cometen errores a menudo parecen mucho más cercanas a nosotros y tienen un mayor impacto emocional en nosotros.
¿Qué es el efecto Pratfall?
El efecto Patfrall fue acuñado por el psicólogo social Elliot Aronson en 1966. Lo hizo a raíz de un curioso experimento en la Universidad de Minnesota. Los estudiantes vieron grabaciones en las que otros estudiantes hablaban sobre sus logros académicos.
Podríamos dividir estas grabaciones en dos grupos: estudiantes que sobresalieron académicamente frente a otros estudiantes que no lo hicieron. En un momento, a un miembro del grupo de estudiantes superdotados se le cayó el café. Este detalle mejoró la imagen que los alumnos que estaban viendo el video se estaban formando de él. Lo describieron como alguien atractivo, amable y accesible.
Sin embargo, si esto le pasó a alguien del grupo de los «mediocres», la percepción no fue tan positiva. El efecto Pratfall se definió como la atracción que genera una persona inteligente cuando muestra una situación de desventaja. Esto llevó a Aronson a especular que aquellos que son conscientes de su alta competencia pueden ganar más influencia siendo falibles.
Nos gustan más los famosos si se equivocan en público
Si hay alguna celebridad que hemos visto cometer errores en público más de una vez, es Jennifer Lawrence. Y no solo eso. Esta actriz tiene la virtud de la sinceridad y la espontaneidad. Más allá de sus habilidades artísticas y sus premios Oscar, también le gusta porque estamos acostumbrados a algunas de sus pifias. Eso es una gran ventaja para ella.
Sin embargo, cualquier otro actor o personaje conocido del mundo de las artes y las ciencias que no deje lugar a la improvisación, que cuide al detalle sus gestos, no generará tanta cercanía. Aunque esto no quiere decir que los admiremos por su trabajo. R) Sí, una persona competente tendrá una percepción más positiva si se permite ser públicamente falible en alguna ocasión.
Ahora, hay un hecho importante. Los errores deben ser puntuales y esporádicos; en caso de que sean una constante, el efecto Pratfall no se cumple. Esa cifra pierde su atractivo.
El efecto Pratfall y la teoría de la comparación social
admitámoslo, cuando conocemos a alguien que es brillante, determinado y competente, siempre quedamos impresionados e incluso respetados. Es como si estuviéramos en desventaja. Sin embargo, al verlos tropezar, equivocarse o tropezar, la cosa cambia. Ver a alguien excepcional cometer un error estúpido, como los que cometemos nosotros, genera cercanía y confianza en nosotros.
El efecto Pratfall se basa en la teoría de la comparación social. En otras palabras, como nos explicó Leon Festinger en 1954, Nos evaluamos comparándonos con los demás. Ver a alguien más decidido y competente que nosotros produce cierta incomodidad, a veces.
Sin embargo, descubrir a alguien que se equivoca, que derrama el café o que tropieza al hablar, despierta nuestra empatía porque nos identificamos con él o ella. Esto, además, refuerza nuestra autoestima, nos hace sentir bien. Si alguien con tantas virtudes tiene algún parecido con nosotros, significa que nosotros también somos especiales.
Las personas muy inteligentes son conscientes del efecto Pratfall y pueden utilizarlo para generar atracción social.
Errar nos hace humanos
Es cierto, equivocarse nos hace humanos. No hay nada que nos acerque más que descubrir que todos cometemos errores de vez en cuando. Por muy brillantes que seamos, nadie es inmune al error más tonto, a la caída fortuita, al disparate público… Y este fenómeno es bien conocido por la ciencia, por los medios de comunicación y por las mentes más ingeniosas.
Como apuntábamos al principio, el mundo del cine siempre perfila al científico de turno como ese genio un tanto despistado. Alguien que quema su desayuno con la misma facilidad que salva al mundo. El efecto Pratall hace que estos personajes nos cautiven. Pero tenga cuidado, las personas inteligentes son conscientes de este fenómeno y pueden usarlo para ser más influyentes.
Sin embargo, un estudio nos dice que hay excepciones. Las personas con autoestima muy alta y las personas con autoestima baja, por ejemplo, no ven con buenos ojos al individuo brillante que comete errores. Prefieren infalibles…
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