los miedos irracionales que nos dominan

“Background Noise”, protagonizada por un efectivo Adam Driver, es una película divertida con un mensaje poderoso. Somos criaturas atenazadas por miedos irracionales inmersos en una sociedad dominada por el consumismo, la desinformación y los desastres medioambientales.

Última actualización: 14 de enero de 2023

El director Noah Baumbach se arriesgó mucho al adaptar un libro demasiado desafiante para una película. Tanto es así que The White Noise, escrita por Don DeLillo en 1985, siempre se consideró una novela imposible de llevar a la gran pantalla. Sin embargo, los derechos de la obra más clásica de la ficción posmoderna eran como ese fruto prohibido que ansiaban muchas productoras.

Finalmente, fue Netflix quien quiso dar el paso y para ello no dudó en invertir cerca de 100 millones de dólares. ¿El resultado? Uno de los mayores desastres de la plataforma todopoderosa. Como también lo fue Blonde, el biopic sobre Marilyn Monroe. Lo cual es una pena, porque Estamos ante una producción y una historia de gran profundidad e interés psicosociológico.

Se trata de una comedia negra con notables tintes de crítica social que merece ser vista con gafas bien preparadas. Así, aunque DeLillo escribió la historia de esta excéntrica familia en la década de 1980, su mensaje, su contexto y sus narrativas nos son muy cercanos. En un escenario pospandemia como el nuestro, nos es bien conocida la imagen de una sociedad víctima del consumismo, los desastres y la desinformación.

«Cuanto mayor es el avance científico, más primitivos los miedos».

-Ruido de fondo-

El ruido de fondo nos habla del consumismo, la desinformación y el miedo a la muerte que nos domina.

La toxicidad que no vemos, pero que respiramos

El novelista Don DeLillo cuenta que luego de regresar a Estados Unidos desde Grecia, luego de una ausencia de tres años, notó algo extraño en el ambiente de la sociedad. Corría el año 1984, justo cuando se producía en Bhopal, India, la mayor catástrofe industrial de la historia. Una empresa estadounidense sufrió una fuga de gas tóxico y cerca de 25.000 personas murieron.

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DeLillo explicó que la televisión mostró ese drama devastador junto con otras noticias sobre el cambio climático, la contaminación y las crisis sociales, pero a nadie parecía importarle lo que estaba pasando en el mundo; era poco más que ruido blanco.

Mientras las personas nos dejamos llevar por nuestros quehaceres, hay un ruido de fondo que no escuchamos o no queremos atender.. Esto es lo que nos presenta en su novela DeLillo y lo que ha intentado mostrar el director Noah Baumbach en su adaptación cinematográfica. Se trata de una película con tintes cómicos, pero que, en realidad, roza el terror cósmico y existencial al abordar el miedo a la muerte.

«En una crisis, la verdad está en lo que dicen los demás».

La delirante familia Gladney

Background Noise está protagonizada por la singular familia Gladney. Estamos en los años 80 y pronto nos vemos sumergidos en un ambiente de lo más claustrofóbico. Todos los personajes parecen estar dominados por un diálogo de enrevesado intelectualismo, a la vez que, por las dudas existenciales, la angustia y la necesidad de consumismo..

La historia nos muestra un año en la vida de Jack Gladney, un profesor universitario, quien se ha convertido en una figura reconocida por crear el primer campo de estudios sobre Hitler. Llama la atención su absurda disciplina y la manera de ensalzar la figura de tal personaje en clase sin ser consciente de su propia frivolidad. Todo esto dibuja una sátira incómoda sobre el mundo académico.

Jack, interpretado por un Adam Driver excepcional, tiene varios hijos e hijastros -todos ellos inconformistas y sabelotodos- y vive con su ultima esposa Babette (Greta Gerwig). Ambos mantienen una relación de tibia felicidad en la que frecuentemente hablan de cuál de los dos será el primero en morir. Temen la soledad y una existencia sin la compañía del otro.

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Miedos, desastres, pastillas y un mundo sin Google

El ruido de fondo es la representación de toda la toxicidad interna y externa que nos satura y que, sin embargo, no vemos. Jack Gladney, ese maestro idolatrado y hombre de familia que parece tenerlo todo bajo control, sufre ansiedad. Lo vemos en esa pesadilla nocturna en la que una figura sin rostro yace en su cama y lo deja sin aliento.

Su mujer, Babette, lidia con una depresión silenciosa que la empuja a tomar un fármaco experimental. que promete hacerte olvidar todos tus miedos y ansiedades. Un medicamento que, lejos de cumplir este propósito, produce graves fallos cognitivos que hacen saltar las alarmas en su familia.

Las cosas se complican cuando, en un momento, esta ciudad ficticia del medio oeste de Blacksmith sufre un desastre ambiental. Un tren descarrila y un peligroso gas tóxico se libera a la atmósfera. La nube negra se expande y con ella el caos, la incertidumbre y el murmullo constante de la desinformación.

Estamos en la década de 1980 y, aunque la población no tiene acceso a Internet ni a Google, los datos contradictorios, las aterradoras advertencias y las recomendaciones pintan un ambiente agobiante. En un punto, Jack se expone brevemente al aire venenoso en una gasolinera. Esto tendrá consecuencias para su salud. momento en el que el miedo a la muerte se hace más evidente que nunca.

“Albergo la muerte dentro de mí. Es solo una cuestión de hasta dónde puedo sobrevivir o no».

-Ruido de fondo-

El ruido de fondo nos sitúa en un singular mundo apocalíptico de los años 80 que nos recuerda mucho a la actualidad.

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Ruido de fondo: los miedos que siempre están ahí

¿Qué pasa si la persona que más amamos muere antes que nosotros? Y si nuestra pareja nos traiciona, ¿dónde está el amor? ¿Qué sentido tienen la muerte y la existencia misma? La gente pretende llevar una vida más decidida y orgullosa; Sin embargo, nuestros miedos más básicos y atávicos están ahí, como un ruido de fondo.

Somos una sociedad obsesionada con el progreso y consumiendo como si no hubiera un mañana, sin ser consciente de lo que ello implica. Los desastres naturales, la contaminación, la competitividad de las industrias farmacéuticas y las crisis sociales también son nuestro ruido de fondo.

Asimismo, solemos tener esa agradable sensación de libertad, de autocontrol intelectual y de confianza en las instituciones, sin recordar cómo a veces nos condicionan los tóxicos de la desinformación y la manipulación mediática. Son también ese ruido blanco que, como un murmullo, no siempre atendemos.

Todos estos componentes trazan una coreografía que domina esta película bizarra e hiperverbal que, aunque no ha tenido el éxito esperado, sigue siendo un producto de lo más interesante.

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