Verificación de hechos Se ha verificado la precisión del artículo (el contenido incluye enlaces a sitios de medios de comunicación acreditados, instituciones de investigación académica y, en ocasiones, estudios médicos). Todo el contenido de nuestro sitio web ha sido revisado, sin embargo, si cree que nuestro contenido es inexacto, desactualizado o cuestionable, puede Contáctenos para hacer las correcciones necesarias. 4 minutos
Seguro que alguna vez has escondido algo que sabías para no meterte en líos o ahorrarte estrés. No eres el único. Hacerse el tonto tiene beneficios a corto plazo.
Última actualización: 12 de febrero de 2022
Demuestra tu inteligencia en una entrevista de trabajo; exponer tus habilidades a personas que no las dominan tanto como tú; impresionar a quien te gusta haciendo gala de tu intelecto… Son situaciones que a cualquiera le gustaría protagonizar, imaginando, de paso, que de ellas sale bien. Ahora bien, qué pensarías si te dijera que también hay beneficios ocultos de hacer el tonto a corto plazo, parece contradictorio, pero la ciencia lo ha demostrado.
Según un estudio de Laura Venz y Hadar Neshan Shoshan de la Universidad de Leuphana y la Universidad de Mannheim, los empleados tienden a ocultar sus conocimientos, comportamiento que puede deberse a estar molestos por algún motivo que los llevaría a comportarse de esta manera.
Factores estresantes y ocultamiento del conocimiento.
Dejar de “hacerse el tonto” suele tener consecuencias. Sin embargo, a través de la lente del modelo de estrés transaccional (Venz & Nesher, 2022) se puede observar como ciertos comportamientos de retención de información aparentemente contraproducentes a menudo tienen un valor para aquellos que fingen ser «tontos», ya que alimentan su sentido de control en situaciones potencialmente estresantes.
casos hipotéticos
Imagina las siguientes situaciones:
- Escuchas atentamente a un interlocutor inteligente (alguien a quien estimas). Habla de un tema que conoce bien y sobre el que no le gusta que lo refutaran, pero estás seguro de que sus argumentos tienen puntos muy débiles, eres capaz de reconocerlos porque está particularmente bien informado sobre ese tema; pero decides no corregirlo, permaneces en silencio y escuchas con calma, evitando así una posible situación tensa.
- Un compañero de trabajo te pregunta sobre el informe que tendrías que entregar hoy. Te pide unos ajustes que supuestamente no sabía o no le dio tiempo a hacer; sin embargo, a pesar de poder, decide no hacer su trabajo. Empiezas a sospechar que se está aprovechando de ti para trabajar menos, así que le dices que no lo harás, porque crees que es su responsabilidad.
En el primer caso, al no expresar dudas sobre la línea argumental del interlocutor, se evita un posible conflicto. En el segundo, decides ser asertivo, y no solo decides decir lo que piensas, sino que también te propones actuar en consecuencia.
Beneficios de hacerse el tonto
Venz y Nesher (2022) proponen que los estresores percibidos llevarían a la persona a adoptar la postura de retener el conocimiento como un método para hacer frente emocionalmente a situaciones estresantespostura que produciría agotamiento físico y mental.
El estudio “Hacerse el tonto” se basó en un experimento con 101 empleados (65,3% mujeres), que duró 615 días; “la experiencia laboral promedio fue de 12,6 años (…) y el tiempo de trabajo semanal promedio fue de 38,5 horas” (Venz & Nesher, 2022, p. 122).
Los participantes fueron calificados para obtener resultados de su nivel de afecto negativo y de la tensión con sus compañeros de trabajo, respecto al ocultamiento del conocimiento, además del agotamiento que les producía dicha situación.
Aunque esta actitud de ocultar conocimientos tiene una connotación negativa, por ejemplo, en trabajos que provocan desagrado (Venz & Nesher, 2022), puede ser funcional en situaciones que requieren reducir las respuestas de tensión psicológica a los factores estresanteses decir, ocultar el conocimiento como una estrategia de afrontamiento, centrada únicamente en la emoción, para oponer la tensión psicológica, por un período corto.
Hacerse el tonto es menos agotador, pero…
Los responsables del estudio llegaron a la conclusión -teniendo en cuenta como factores los sentimientos negativos y la carga de trabajo, además de la relación entre tensión, ocultamiento del conocimiento y estrés- que hacerse el tonto era menos agotador y provocaba una sensación de alivio. Tal actitud es una estrategia de afrontamiento, relacionada con una baja tensión psicológica.
Las personas con un estado de ánimo elevado a menudo se hacen el tonto para sentirse mejor. Depende de qué situación estresante se presenten las condiciones adecuadas para adoptar este rol.
Finalmente, no es una buena idea hacerse el tonto todo el tiempo. Venz y Nesher afirman que esta estrategia sirve a corto plazo para sentirse mejor frente a los respectivos estresores, pero no a largo plazo. Ocultar tus conocimientos durante mucho tiempo puede desgastarte.
Por tanto, si te sientes presionado o quieres evitar enfrentamientos que son muy frecuentes, se recomienda que seas tu mismo y no te escondas, ya que es tu deber controlar tus reacciones, pero no la de los demás.
Tú podrías estar interesado…
Gracias por leer ojodesabio.com. ¡Hasta pronto!