Ley de la realidad aparente: así afecta a tus emociones

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La imagen siempre tendrá mayor poder para el ser humano que la palabra. A veces, necesitamos ver para creer, sin embargo, nadie es libre de terminar interpretando lo que ve a su manera, o más aún, de ser manipulado…

 

Última actualización: 28 de febrero de 2022

La ley de la realidad aparente dice, por ejemplo, que la imagen de un niño enfermo tiene más impacto en nuestra mente que leer un estudio sobre cuántos niños se enferman cada año. Lo que vemos en persona siempre será más veraz que lo que nos cuentan. La experiencia y el contacto con los estímulos marcan un cambio más profundo en el cerebro.

Todo esto es comprensible y casi nadie estará en desacuerdo. Lo que se puede ver y tocar siempre tendrá un mayor sentido de la verdad que lo que se nos dice o se lee. Ahora, a menudo hay otro hecho que es importante considerar. Todo lo que vemos puede ser interpretado o manipulado por terceros.

Alguien puede visitar cierto barrio de una ciudad y, al ver cómo van vestidas las personas con las que se cruza, interpreta que ese lugar es peligroso. Hay quienes miran el mundo sin antes quitarse el filtro de los prejuicios. A su vez, muchas de las imágenes que nos llegan a diario desde las redes sociales también apelan a nuestras emociones con una finalidad muy concreta: manipularnos.

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“Veía más allá que los mortales ordinarios; le enseñaron el ojo a mirar”.

-Miguel Delibes-

La forma en que percibimos y procesamos una situación tiene un impacto directo en nuestras emociones.

¿Qué es la ley de la realidad aparente?

La ley de la realidad aparente es uno de los doce principios definidos por el psicólogo holandés Nico Frijda a la hora de explicar las emociones humanas. El enfoque desde el que partió para formular su teoría fue el de la tendencia a la acción. En otras palabras, las emociones son ese prisma que siempre nos insta a actuar de una forma u otra.

En su obra magna Las emociones (1986) explica que para él estos procesos psicobiológicos eran el resultado de nuestros pensamientos e inquietudes, que nos modifican y nos orientan hacia un determinado tipo de acción. Así, la ley de la apariencia de la realidad establece que ver algo y sentirlo como real, es cuando nos conmueve, impacta y modula nuestro comportamiento.

Por ejemplo, cuando alguien pierde a un ser querido, rara vez acepta el hecho de que esa persona ya no existe. Lo hace a diario cuando siente la ausencia de ese familiar, no pudiendo verlo ni tocarlo. Es entonces cuando ya tiene pruebas claras de lo que es la muerte. Y ese será el verdadero comienzo del duelo…

El poder de la imagen en los medios

La televisión, la prensa y, sobre todo, las redes sociales saben que una imagen vale más que mil palabras. Lo que entra por los ojos convence, y lo hace especialmente si lo que muestra es lo suficientemente llamativo. La ley de la realidad aparente es bien conocida en los medios y es un punto de partida ideal para la manipulación.

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Vamos a pensarlo. ¿Cuántas veces nos han hecho creer una historia agregando imágenes que no correspondían a lo que se está relatando? Además, con la tecnología deepfake podemos ver a figuras y personalidades públicas hablando y diciendo cosas que no son reales. Estos montajes digitales hacen uso de ese poder indiscutible que todo lo visual tiene para nuestro cerebro.

Si no me emociona, no le doy validez y lo olvido.

La ley de la realidad siempre cumple con un principio y es que si no excita, no merece la pena. En otras palabras, para que algo nos deje una huella significativa, lo que nos sale de los ojos debe ser revelador. También nuevo e inesperado.

Cada video, cada rostro, cada foto apela a nuestras emociones. Y suelen ser tan intensos que les damos de verdad. Además, en promedio, se otorga mayor veracidad a los videos publicados en pocos segundos que a las crónicas escritas por periodistas. Al fin y al cabo, creemos lo que vemos por nosotros mismos antes que lo que nos dice un tercero.

Sin embargo, debemos tener cuidado. Porque la cultura de la desinformación y las falsificaciones están a la orden del día, y sin duda utilizan esta ley. Además, se produce otro hecho. Algo que el mismo Nico Frijda explicó en un estudio es que, cuantas más imágenes veamos de algo, más lo normalizaremos y menos nos impactará. La rutina deja de excitar.

Cuando estamos expuestos a imágenes impactantes todos los días y de forma sistemática, poco a poco, el impacto emocional se reduce.

La ley de la realidad aparente: sentir importa más que saber

Hay un dato curioso sobre la ley de la realidad aparente: las emociones, en la mayoría de los casos, tienen más poder que la razón. Es más, sentir es más relevante que saber algo de primera mano y saber, a su vez, importa mucho menos que ver. En otras palabras, lo que nos llega a través de los sentidos siempre tiene mayor relevancia e impacto.

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Esto significa que, por ejemplo, nos juzgamos unos a otros por nuestras apariencias y no por nuestras esencias., dejándonos llevar por los prejuicios. Esto también significa que en esta sociedad dominada por lo digital, la imagen siempre será la más manipulada para generar una emoción, y en consecuencia, llevarnos al engaño.

Tengamos esto en cuenta y tratemos siempre de sumar el pensamiento crítico.

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