«La bondad es para tu alma lo que la salud es para tu cuerpo: no lo notas cuando lo tienes». León Tolstoi, quien además de ser un gran escritor fue un destacado activista por la paz, nos legó un libro excepcional para que reflexionemos sobre esta dimensión.
Última actualización: 03 de marzo de 2023
Antes de fallecer, Tolstoy trató de entregar todos sus bienes a favor de los pobres. Este deseo no fue respetado por su familia y por ello el célebre novelista decidió abandonar su hogar en pleno invierno. «En la tierra hay millones de personas que sufren: ¿por qué estás solo a mi cuidado?». Expresó en sus escritos molesto e indignado porque no se cumplió su voluntad.
Sin embargo, ya en vida pudo sembrar esas semillas de bondad que tanto le preocupaba esparcir a su alrededor. Dejó de lado todo tipo de lujos y creó escuelas para los hijos de los campesinos. Él mismo les enseñó, escribió y editó los libros que estudiaban los alumnos. La pedagogía que les inculcó fue muy sencilla y poderosa a la vez: respetarse a sí mismos ya los demás.
Sin embargo, uno de los proyectos más altos que llevó a cabo Tolstoi fue la elaboración del libro El calendario de la sabiduría, 1912. En esta obra recopiló, a lo largo de varios años, las citas más luminosas de los grandes pensadores. Esas que ensalzaban la convivencia, el amor o la bondad y que comentaba a continuación con su particular sensibilidad.
Dichos escritos, apurados en sus días de enfermedad, buscaban dar sentido a nuestras vidas. Recordar vuestra alabanza al bien es más necesario que nunca.
«Crear un libro destinado a las masas, a millones de personas, es mucho más importante y fructífero que componer una novela de esas que entretienen a algunos miembros de las clases privilegiadas por un corto tiempo y luego se olvidan por completo».
-Leo Tolstoy-
El libro más personal de León Tolstoi fue «El Calendario de la Sabiduría». Le tomó 17 años escribirlo.
El regalo que León Tolstoi dejó a la humanidad
El calendario de la sabiduría fue, según el propio León Tolstoi, el libro de su vida. Era un regalo para el pueblo, un recurso de conocimiento que el lector podía consultar todos los días para aprender, inspirarse y entender el mundo a través de las figuras más sabias de la historia. Al final de cada capítulo semanal incluía una reflexión personal de unas diez páginas.
Como dato curioso, cabe señalar que la edición rusa fue prohibida después de la Revolución de Octubre de 1917. Desestimaron su libro por ser demasiado espiritual y poco ajustado a los ideales del régimen soviético. Cuando, en realidad, Tolstoi, sólo buscaba enriquecer intelectualmente a la población. No fue hasta 1995 que su obra sobre el elogio de la bondad volvió a ver la luz en Rusia.
Y lo hizo, vendió miles de copias. Porque el tiempo no existe para los libros y sus mensajes, las palabras que tejieron sus autores, siempre terminan iluminando a la humanidad en algún momento.
Tolstoi vivió parte de su existencia atenazado por la visión más oscura del ser humano tras sus años en el campo de batalla. Educar en la bondad y la sabiduría era, a su juicio, la única salvación para la humanidad. y ese fue el regalo que nos hizo con su libro más preciado…
1. Pase lo que pase, responde siempre con amabilidad
Debes responder con bondad al mal que te hacen, y destruirás en una mala persona el placer que obtiene del mal.
La guerra de Crimea tuvo un profundo impacto en el autor de Guerra y paz. Rompió sus valores y lo colocó en una profunda crisis personal que dio paso a una posterior revolución personal. Tolstoi fue un exponente de la resistencia noviolentaesa perspectiva que, más tarde, inspiró a figuras como Gandhi y Martin Luther King.
En su ideología y sensibilidad defendía la necesidad de responder siempre con amabilidad a los actos agresivos. El respeto, la tolerancia y la integridad son esas banderas que evitarán que el mal perpetúe su poder.
2. Amor verdadero
El amor es real solo cuando una persona puede sacrificarse por otra. Sólo cuando alguien se olvida de sí mismo por el bien de otro y vive para esa criatura.
Amar es cuidar, respetar y desactivar la losa del egoísmo, ese ente tan arraigado en el ser humano.. El verdadero amor, para León Tolstoi, era poder interesarnos y ofrecernos a quien tenemos frente a nosotros, a través del activismo y un compromiso firme. Él mismo lo practicó, volviéndose para ayudar a los más necesitados, renunciando a una vida de lujos para ofrecer lo mejor de sí mismo a los demás.
4. La bondad nos hace más lúcidos
La bondad enriquece nuestra vida; con bondad las cosas misteriosas se vuelven claras, las cosas difíciles se vuelven fáciles y las cosas aburridas se vuelven alegres.
¿Están relacionadas la bondad y la inteligencia? Más que inteligencia, es sabiduría que está íntimamente ligada a la bondad. Es esa dimensión bordeada por entidades como el buen juicio, la serenidad, la mente empática y el comportamiento ético.
Lo cierto es que León Tolstoi no se equivoca al señalar que la bondad nos permite ver la realidad con más claridad. Es desde el prisma de la humanidad, la honestidad o la tolerancia donde se expande la sabiduría, dejando los intereses y el egoísmo al margen.
Todos podemos alcanzar nuestro nivel más alto de moralidad humana si somos capaces de practicar la bondad a diario.
5. Ofrece lo que buscas recibir
Para vivir bien, trata de practicarlo.
La mayoría de nosotros tenemos muy claro lo que queremos recibir de los demás: respeto, comprensión, reconocimiento, cariño… Sin embargo, a veces nos olvidamos de eso. No podemos exigirle que nos ofrezca algo que nosotros mismos no damos en ningún momento.. León Tolstoi señala en El Calendario de la Sabiduría que de nada sirve alabar el bien si no sabemos practicarlo.
Nos recuerda que el bien sólo llegará a cada uno cuando todos seamos capaces de ejercerlo diariamente, de integrarlo en nuestro corazón. Las grandes transformaciones sociales requieren sólo de esa chispa con la que cada uno de nosotros tome conciencia de algo muy simple. La bondad no cuesta nada y practicarla puede cambiar toda nuestra realidad.
Tolstoi dedicó 17 años de su vida a escribir este libro. Fue su proyecto más especial, un eterno regalo con fines educativos que debe servir de guía e inspiración a la humanidad. Un legado nutrido de calma, sabiduría, ternura y felicidad que vale la pena recuperar.
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