Las preocupaciones son más intensas los domingos por la noche

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Es común. Hablamos de la sensación de ansiedad de un domingo por la tarde ante la perspectiva de cómo imaginamos que será la semana. Las molestias pueden ser leves, pero realmente intensas, hasta el punto de acortar notablemente nuestro fin de semana.

Última actualización: 22 agosto, 2022

Los llaman «miedos de domingo» y son los responsables de más de un infarto. Los niveles de estrés y ansiedad tienden a aumentar más de lo necesario los domingos por la noche y esto es un riesgo evidente para la salud. Es poner la cabeza sobre la almohada y pronto, se enciende la fábrica de la preocupación desmedida, la que sólo anticipa fatalidades ante la proximidad del inicio de semana.

Así, y aunque la cultura popular nos habla del clásico aburrimiento de las tardes de domingo, la realidad es otra. El fin de semana se nos pasa en un suspiro, en un abrir y cerrar de ojos que nos sitúa casi al instante en esa frontera cercana al lunes. Volver a la rutina a veces es aterrador y nos devuelve a una realidad llena de incertidumbres, presiones y obligaciones que nos agobian.

En un estudio realizado por The Sleep Judge (una organización que ayuda a las personas a dormir bien por la noche) se descubrió que Casi el 80% de la población experimenta un pico de ansiedad los domingos. Este malestar aparece tímidamente por la mañana, pero a medida que avanza el día, los niveles de cortisol y adrenalina aumentan su presencia en nuestro organismo.

Y los efectos no son buenos… Profundicemos un poco más en una realidad que, lejos de normalizar, debemos saber manejar.

Cambiar nuestras rutinas dominicales puede ayudarnos a aliviar esa carga de malestar que surge a medida que se acerca el inicio de semana.

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Los trabajos con un alto nivel de estrés son la causa de la ansiedad de los domingos.

Cuando el trabajo (o la falta de él) nos quita la salud

Ansiedad, estrés, angustia, malestar… Podemos definir de muchas maneras ese estado negativo que precede al inicio de la semana. Sin embargo, en todos los casos existe la misma raíz subyacente: es una respuesta a una amenaza percibida. Así, y si bien es cierto que la gran mayoría consigue afrontar y gestionar ese malestar dominical, para muchas personas esta experiencia resulta paralizante.

Sabemos que la población más joven experimenta más ansiedad durante esas últimas horas del fin de semana. Tanto los millennials como la Generación Z describen una abrumadora sensación de presión. En cambio, si las preocupaciones son más intensas los domingos por la noche, no pensemos que la causa es sólo laboral. Hay más variables.

¿Cuál es el origen?

El factor más común tiene que ver con el estrés laboral. La presión del desempeño, la necesidad de cumplir determinados objetivos, sumado en ocasiones a las malas condiciones laborales e incluso al acoso o mobbing, configuran esta angustia recurrente.

  • El paro, tanto temporal como crónico, muestra un mayor pico de ansiedad los domingos. ¿La razón? Es ese momento de la semana en el que solemos prepararnos para la vuelta a la rutina laboral. Cuando esto falla, cuando no hay trabajo al que volver el lunes, el malestar psicológico es más acusado.
  • El lunes es también ese día en que los estudiantes regresan a clases. Este sector de la población también experimenta una carga notable de presión, autoexigencia, ansiedad por las clases, exámenes, etc.
  • Asimismo, existe otro origen no menos importante. Muchas personas se enfrentan a la dificultad de compaginar la vida familiar con la laboral. La idea de ver cómo se esfuma el fin de semana y la oportunidad de compartir más tiempo con los hijos o la pareja se vive de forma estresante.
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¿Qué síntomas presenta?

Los miedos dominicales dan lugar a una amplia gama de síntomas, que pueden ser diferentes en cada persona. Sin embargo, siempre hay algunos elementos comunes que distinguen esta angustia, este malestar en el último día de la semana:

  • Inquietud, no poder dejar de pensar en volver al trabajo, a las clases, a las tareas pendientes.
  • Esos ciclos de pensamiento son siempre rumiantes y catastróficos.
  • Aparecen taquicardias.
  • Fatiga.
  • Dificultad para conciliar el sueño.
  • Mal humor.
  • No poder concentrarse en nada ni disfrutar del ocio.
  • Perder el apetito o comer en exceso.
  • Cuando las preocupaciones son más intensas, los problemas digestivos son comunes los domingos por la noche.
  • Aparecen dolores de cabeza.

Las personas que los domingos no pueden dejar de pensar en sus tareas pendientes y en lo que deben hacer durante la semana tienen mayor riesgo de sufrir desde ataques de ansiedad hasta infartos.

Realizar tareas artísticas, así como descansar o socializar, puede aliviar la ansiedad del domingo.

Las preocupaciones son más intensas los domingos por la noche: ¿qué podemos hacer?

En 1991, The New York Times ya publicaba un artículo sobre el “Domingo blues”. En ese análisis, se discutieron aspectos como la precariedad laboral, así como otros desencadenantes de este fenómeno, como alteraciones en el ritmo biológico, incluso el desencanto con el propio estilo de vida.

En otras palabras, si bien es cierto que este miedo al lunes es un fenómeno colectivo, cada uno debe abordar dentro de su propia realidad aquellos elementos que orquestan dicho malestar psicológico. No normalicemos el «ser malo». Si el comienzo de la semana se percibe como una amenaza, hagamos todo lo posible para que esa percepción de peligro desaparezca. Veamos algunas claves.

1. Escucha el mensaje, ¿hay algo que puedas cambiar?

El estrés y la ansiedad no son más que mecanismos naturales que nos advierten de un riesgo, sea una amenaza real o no. ¿Y si escuchamos tu mensaje? ¿Y si nos enfrentamos a lo que nos produce malestar para que deje de hacerlo?

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Tal vez necesitamos resolver problemas relacionados con el trabajo.el estudio o nuestra vida personal para que esa angustia hacia el lunes deje de estar presente.

2. Reescribe tus domingos: deben ser días de calma y equilibrio

Si las preocupaciones son más intensas los domingos por la noche, es hora de poner otra “película mental”. Uno desprovisto de miedos y ansiedades.

Hay que bajar el volumen de la preocupación y subir el volumen de la calma y la confianza. Tenemos que dejar de ser catastróficos y volvernos más razonables, lógicos y esperanzadores. Lo más probable es que no suceda nada de lo que imaginamos.

No dudemos en programar un poco mejor nuestros domingos:

  • Vamos a socializar, pasar el rato con amigos o familiares.
  • Salgamos a caminar, entremos en contacto con la naturaleza.
  • Tomemos siestas, dediquemos tiempo a tareas artísticas. Una investigación de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Leiden, en los Países Bajos, habla de los beneficios del arte para reducir la ansiedad y el estrés.

3. Programa tu lunes para ser más atractivo

Los miedos dominicales pueden disiparse si los lunes se convierten en el contenedor de momentos más luminosos, amables y emocionantes. Los pequeños cambios que rompen las férreas rutinas a veces son necesarios e incluso catárticos. De este modo, No dudemos en trasladar a ese primer día de la semana alguna actividad que nos motive y nos haga felices.

Para concluir, todos sabemos que las preocupaciones son más intensas los domingos por la noche. Es ese meridiano de la semana en que la mente se vuelve algo meditativa y uno calibra la vida, mientras el lunes asoma con sus presiones y exigencias. Evitemos caer en ese vacío, en ese agujero negro que consume el espíritu y hasta la esperanza.

Siempre hay cambios que podemos aplicar para que la percepción cambie. Empecemos por los más pequeños a ver qué pasa. Cambiemos de mentalidad a ver qué pasa. Enfrentemos los problemas para restar las angustias del domingo y ver que mejoras nos trae…

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Gracias por leer ojodesabio.com. ¡Hasta pronto!

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