Inteligencia: más allá de sacar buenas notas

¿Qué es la inteligencia? ¿Cómo nos influye la definición al considerar algunas habilidades frecuentemente ignoradas que aumentan o dificultan significativamente nuestra capacidad de adaptación? ¡En este artículo te lo contamos!

Última actualización: 08 febrero, 2023

¿Cuántas veces has pensado que si no sacabas buenas notas no eras inteligente? En la cultura occidental está muy extendida la creencia de que los resultados están íntimamente ligados a los resultados y al valor de la persona, cuando en otros lugares, como Asia, es el esfuerzo el que ocupa ese lugar privilegiado.

Por otro lado, yEl concepto de inteligencia no tiene una definición única ni es visto por todos los investigadores desde la misma perspectiva. Por ejemplo, Gardner desarrolló la teoría de las inteligencias múltiples, destacando ocho inteligencias: lingüística, lógico-matemática, visual-espacial, musical, corporal, intrapersonal, interpersonal y naturalista. Para Gardner, estos tipos de inteligencia están presentes en cada persona.

Según su enfoque, no existe una única inteligencia humana. Esta teoría nos permite valorar, comprender y estimular el potencial de cada persona, más allá de lo que puede medir el famoso cociente intelectual (CI).

Así, por ejemplo, estamos acostumbrados a que los niños con buena inteligencia lingüística y lógico-matemática triunfen en el colegio y que todos los niños estudien igual. Sin embargo, ¿es justo? ¿Todos los niños son iguales?

Como señaló el propio Gardner, lo importante no son los ocho tipos de inteligencia que proponía, sino la idea de que no existe una inteligencia única, o más bien procesos cognitivos independientes. Por otro lado, es probable que haya más inteligencias de las que él proponía.

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«Todos mis maestros y mi propio padre me consideraban un niño bastante promedio, bastante por debajo del estándar común de intelecto».

-Charles Darwin-

No hay una sola inteligencia, sino muchas. El psicólogo Gardner identificó hasta ocho, pero es probable que haya más.

Entonces, ¿qué entendemos por inteligencia?

Para Gardner, tenemos capacidades específicas separadas. Medir la inteligencia da problemas y más cuando todavía no hay consenso para definirla. En 2007, Resing y Drenth definieron la inteligencia como:

«El conjunto de habilidades cognitivas o intelectuales necesarias para obtener conocimiento y utilizar ese conocimiento correctamente para resolver problemas que tienen un objetivo y una meta bien definidos».

Por otro lado, tendemos a confundir memoria con inteligencia. La memoria es una capacidad más que tenemos, concretamente para retener información y recuperarla. Una persona puede tener una gran inteligencia, pero ser lo que llamaríamos un auténtico despistado.

¿Qué no consideramos cuando hablamos de inteligencia?

El autoconocimiento, o lo que popularmente se diría como conocerse a uno mismo. Pasaremos mucho tiempo con la persona de la que nos enamoramos; sin embargo, ¿no gastaremos aún más con nosotros mismos? ¿Cuánto tiempo, amabilidad y paciencia dedicamos a conocer a los demás y cuánto tiempo a nosotros mismos?

La consecuencia de este autoconocimiento se traslada al desarrollo de auténticas ventajas adaptativas, como la empatía, las habilidades sociales o el autocontrol para ser “inteligentes”.

Existe un déficit en la sociedad en general para comprender los estados emocionales propios y ajenos. Pero, ¿qué queremos decir con esto? A nuestra inteligencia emocional, para comprender nuestras propias emociones y las de los demás.

Pero, ¿de qué se trata esta inteligencia emocional?

Goleman destacó cinco habilidades dentro de la inteligencia emocional: autoconciencia, autorregulación, motivación, empatía y habilidades sociales.

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«Al menos el 80% del éxito en la edad adulta proviene de la inteligencia emocional».

-Daniel Goleman-

Y las emociones, ¿son importantes antes de cualquier aprendizaje?

Como dice la psicóloga y escritora Begoña Ibarrola, el aprendizaje y todo el proceso cognitivo que tiene lugar es un binomio en el que cognición y emoción van de la mano. Antes se pensaba que el aprendizaje solo involucraba la cognición humana, pero ahora se sabe que las emociones juegan un papel.

Por ejemplo, las emociones influyen en nuestra memoria, haciéndola más selectiva, tanto para recuerdos positivos como negativos. Nos encontramos con muchas personas a lo largo de nuestra vida; sin embargo, ¿Los recordamos a todos o solo a los que han dejado su huella? Por ello, es importante conocernos a nosotros mismos e identificar nuestras emociones para poder “ser inteligentes” ante cualquier aprendizaje que llevemos a cabo a lo largo de nuestra vida.

En este punto, la inteligencia es un concepto que va más allá de sacar buenas notas o tener un buen rendimiento académico. Todos podemos sentirnos inteligentes en una determinada competición, pero en muchas ocasiones no nos enteramos, porque no centramos nuestra atención en descubrirnos como personas.

Tenemos que aprender a ser “inteligentes” para nosotros mismos y nuestras relaciones en general, no para que los demás lo valoren.

«Conocerse a uno mismo es el principio de toda sabiduría».

-Aristóteles-

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