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La inmovilidad cognitiva aparece con frecuencia en quienes se ven obligados a migrar. Abandonar el país de origen por motivos de trabajo o por hechos amenazantes muchas veces hace que no puedan dejar de pensar en su casa, en su tierra…
Última actualización: 15 agosto, 2022
La inmovilidad cognitiva es una trampa mental, un mecanismo muy estresante que te hace recrear momentos de tu pasado una y otra vez. Y en concreto, un lugar, un escenario emocionalmente significativo que, en general, es la propia vivienda. Este fenómeno psicológico es muy común entre quienes, por el motivo que sea, se ven obligados a abandonar su país de origen.
Si bien es cierto que los procesos migratorios son habituales en nuestro mundo, cabe señalar que en los últimos años se han intensificado. Podríamos hablar de todos los jóvenes que deben trasladarse a otras ciudades y países para poder tener un futuro laboral acorde a su formación. Igualmente, No podemos ignorar a los refugiados, aquellos que cruzan mares y largas distancias en busca de una vida mejor.
La migración no es una experiencia fácil para nadie. Supone, en muchos casos, desarraigar lo que nos es familiar, seguro y reconfortante, para trasladarnos a otro suelo, a otra forma de vida, de lengua, de cultura. Aunque el cielo sigue siendo el mismo para todos, el cerebro permanece invisiblemente ligado a ese hogar dejado atrás…
La añoranza por el hogar de origen muchas veces hace que nunca consideremos como propia la casa en la que vivimos en ese nuevo país.
A veces, extrañando nuestros países de origen, estamos bloqueados, inmovilizados mentalmente.
¿Qué es la inmovilidad cognitiva y cómo se manifiesta?
El concepto de inmovilidad cognitiva tiene una aparición muy reciente. La revista Culture & Psychology publicó un estudio en junio de este año, en el que su autor, Ezenwa E Olumba, analizó su propia experiencia. Es originario de la tierra de Igbo, en África, país que añoraba mientras vivía en el Reino Unido y Alemania. A miles de kilómetros de su hogar ancestral.
Durante esa investigación pudo comprobar que las experiencias emocionales por las que estaba pasando eran idénticas a las de miles de personas que se habían visto obligadas a migrar. Qué los estudiantes sirios, que viven en Turquía, afirmaron estar mental y espiritualmente todavía en sus hogares, en aquella Siria golpeada por la guerra y el hambre.
Por otro lado, muchos de los que por motivos de estudios, trabajo u otros motivos se han visto obligados a abandonar su ciudad o país de origen, sin duda estarán en sintonía con este proceso psicológico. La inmovilidad cognitiva es una trampa en nuestra mente que constantemente nos coloca en lugares de nuestro pasado. Esto nos impide conectarnos positivamente con el aquí y el ahora.
La inmovilidad cognitiva va más allá de la nostalgia
La nostalgia difiere de la inmovilidad cognitiva en un aspecto: no nos bloquea, nos atrapa ni secuestra nuestra atención. Muchos sentimos nostalgia al recordar momentos del ayer, a los que miramos plácidamente para experimentar esas mismas emociones. Siempre envolvente, ya medio camino entre la alegría y la melancolía.
Sin embargo, la persona con inmovilidad cognitiva recurre a su pasado como consuelo y permanece apegada a esas imágenes mentales. Tu atención y tus pensamientos están anclados al país de origen, oa ese lugar que es significativo para ti. El presente, mientras tanto, se desvanece. Es un proceso que en ocasiones puede actuar de forma inconsciente y automática.
Es decir, podemos estar trabajando y, de repente, la mente se escapa, huye hacia el pasado. Esto hace que sea muy difícil llevar una adecuada calidad de vida.
La mente atrapada en un recuerdo que consuela y ofrece refugio
El recuerdo no es exacto. No es como una cámara Polaroid que captura perfectamente el momento presente y lo almacena en un álbum en el cerebro. Lo cierto es que la memoria es creativa, reconstruye datos y hace uso de la imaginación. De este modo, Otro fenómeno que aparece en la inmovilidad cognitiva es ver el pasado mucho mejor de lo que realmente fue.
Muchas veces, en medio de ese día a día, en el nuevo país que nos acoge, la mente huye y recrea un episodio del ayer a partir de nuestro estado emocional. Entonces, lo que también hacemos es aplicarle un filtro aún más brillante, alterando eventos para hacer de ese recuerdo algo más catártico, hermoso y acogedor. Creamos islas de Circe en las que permanecemos atrapados y desconectados del presente.
El inmovilismo cognitivo muchas veces nos impide poder relacionarnos y conectarnos más positivamente en ese nuevo país. Si asumimos que nuestra ciudad o tierra de origen siempre será mejor que el lugar donde nos encontremos, perderemos la oportunidad de adaptarnos, de encontrar personas especiales con quienes conectar, permitirnos ser felices.
Para liberar nuestra mente de esos recuerdos constantes de nuestros países de origen, debemos hacer un esfuerzo por conectarnos con el presente y trazarnos metas para el futuro.
¿Qué podemos hacer ante una mente atrapada en el ayer?
La mente incrustada en el pasado, en lo que ya fue o en ese espacio físico que nos es lejano, sufre y reduce su funcionalidad. Nadie puede dar lo mejor de sí en estas condiciones. El trabajo, los estudios y el plano social se ven afectados. Quien migra y sufre de inmovilidad cognitiva tiene problemas para integrarse, para labrarse un futuro en felicidad.
¿Qué hacer en estas circunstancias? Lo analizamos.
Manejar el estrés asociado con el cambio
Cuando dejamos atrás lo familiar y seguro, es común experimentar ansiedad, miedo e incertidumbre. Y muchas veces, la mente busca un refugio, que no es otro que el de los recuerdos, el de estar anclada en el pasado.
Ante esta situación, es necesario aplicar estrategias adecuadas para afrontar el estrés ante cada dificultad diaria: problemas de idioma, choque cultural, etc.
Grupos de apoyo del mismo grupo o país
Siempre es bueno tener ese grupo de amigos de la misma nacionalidad que entienden por lo que estamos pasando. Es una forma de tener contacto con nuestras raíces, reforzando esa necesidad de pertenencia tan común en los seres humanos. No podemos dejar de lado quiénes somos y de dónde venimos, por eso, siempre es catártico tener amigos o familiares que nos apoyen durante el día
Conoce gente y establece metas futuras
Un paso sensacional con el que nos sentimos más integrados es conocer gente nueva. Conectar con gente de ese país que nos acoge y en el que estamos trabajando, estudiando y trazando, al fin y al cabo, nuestro futuro, es positivo e incluso necesario.
La mente atrapada necesita cambiar su atención del interior al exterior. y para ello, nada mejor que buscar motivadores, nuevas ilusiones, nuevas metas y sentidos vitales.
Ese arrepentimiento por dejar el hogar nunca se desvanecerá por completo. Pero aprenderemos a vivir con esa pequeña herida.
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