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Hay personas que no se ríen cuando los demás lo hacen, que no reaccionan a la risa social. Son hombres y mujeres que no se ven afectados por contagios emocionales. ¿Cual es la causa? Te lo explicamos.
Última actualización: 22 abril, 2022
William James dijo una vez que en lugar de reír porque somos felices, somos felices porque nos reímos. A este razonamiento, el padre de la psicología americana debió añadir que la felicidad también está en reírse con los demás seres queridos. Sin embargo, y aquí viene el hecho importante, hay gente que no se contagia de la risa ajena…
¿Para qué es esto? Hay quien, en momentos de relajación grupal con amigos o familiares, rara vez deja escapar una simple sonrisa cuando los demás van de risa en risa. Esto no es menos llamativo, ya que, como nos dice la neurociencia, el cerebro está programado para captar la risa de los demás y así fortalecer los lazos sociales.
Además, pocas experiencias son más intensas y saludables que el contagio de este tipo de emociones. Al final, la la risa contagiosa libera una gran cantidad de endorfinas en el tálamo, en el núcleo caudado y la ínsula anterior. La sensación de bienestar posterior es incomparable y altamente gratificante.
¿Qué ocurre entonces con aquellos hombres y mujeres que apenas reaccionan ante estas situaciones tan habituales en nuestro día a día? Lo analizamos.
Muchos de los que no reaccionan a la risa social se limitan a imitar a los demás para no llamar la atención.
Hay estudios que han analizado a niños que no reaccionaron a la risa social. La causa podría estar en la psicopatía.
esta es la causa
La risa se propaga como el más efectivo de los virus. Esto es algo que la psicología siempre ha sabido, pero no fue hasta hace apenas unas décadas que pudimos comprender sus mecanismos. Sabíamos, por ejemplo, que reír con otras personas fortalece los lazos, lo que nos permite promover la conexión emocional. E intuimos que solo unas pocas figuras de nuestro entorno no experimentaban esta peculiaridad.
¿Hay algún problema con ellos? ¿Alguna disfunción neurológica, tal vez? Pues lo cierto es que no fue hasta 2017 cuando la ciencia nos dio una respuesta. Curiosamente, ese mismo año se publicaron dos estudios sobre el tema y ambos nos aportaron información muy relevante para entender los misterios (y peculiaridades) de la risa. Los analizamos.
Opiáceos endógenos en nuestro cerebro… ¿Los tienes?
La Dra. Sandra Manninen, del centro de investigación Turku PET en Finlandia, junto con investigadores de la Universidad de Oxford, realizaron un estudio que fue publicado en el Journal of Neuroscience. Una cosa que pudieron ver después de realizar varios escáneres cerebrales en una gran muestra de voluntarios es que la risa social libera opioides endógenos.
Estos opioides no son más que nuestras queridas endorfinas. En otras palabras, la experiencia de reír con otras personas es algo tan catártico, adictivo y reconfortante que incluso se alivia el dolor o el estrés.
Así mismo, también se encontró que hay quienes tienen un mayor número de receptores para este tipo de opioides endógenos, y esto se traduce en una mayor facilidad para contagiarse de la risa social.
En cambio, los que tienen menos receptores reaccionarán menos ante las risas de los demás y tampoco disfrutarán tanto de estas situaciones…
Una de las primeras características de la psicopatía es la falta de conexión emocional con los demás. No contagiarse de la risa de los demás es un síntoma característico.
Psicopatía y personas que no se contagian de la risa ajena
Actualmente, no disponemos de ningún instrumento que pueda evaluar si un niño presenta o no psicopatía o trastorno antisocial de la personalidad. En general, es en la edad adulta cuando podemos hacer diagnósticos más fiables. Sin embargo, en la infancia y la adolescencia podemos apreciar ciertos rasgos y comportamientos que nos pueden dar pistas…
De hecho, el University College London publicó un estudio en la revista Current Biology en el que determinaron algo notable. Los niños que están en riesgo de desarrollar psicopatía son un ejemplo. de esas personas que no se contagian de la risa ajena.
En la edad adulta, este rasgo no siempre es tan visible como en la infancia, pues muchas veces se limitan al mimetismo, a imitar a los demás para pasar desapercibidos. Ahora bien, ¿por qué no se contagian de la risa social? hacer¿Por qué el niño de 8, 10 u 11 años que mañana será un adulto psicópata no se ríe cuando otros lo hacen? Estas suelen ser las causas:
- La risa social necesita activar áreas vinculadas a la reciprocidad social, la empatía, la resonancia emocional o el deseo de afiliación. Estas estructuras apenas muestran actividad en el cerebro de un psicópata.
- Los niños con rasgos psicopáticos mostraron menos estimulación en la ínsula anterior. Esta estructura es clave en el procesamiento emocional.
- Además, estos chicos mostraron menos empatía, y tampoco suelen reaccionar ante las risas y carcajadas genuinas. No les llama la atención.
Disfrutar de la risa ajena, contagiarse de la risa ajena es un ejercicio que favorece la conexión social y el bienestar.
Es muy posible que más de uno piense que si hay un tipo de persona que no se contagia de la risa ajena son las personas con autismo, pero no. Esto no siempre es así, y no hay estudios concluyentes sobre el tema. Porque los niños y adultos en el espectro del autismo establecen conexiones emocionalesTienen empatía y pueden, en algunos casos, reaccionar ante la risa social.
Sin embargo, si hay un tipo de perfil psicológico con redes cerebrales socioemocionales más severamente alteradas, son los psicópatas. Esto evita que se contagien de las risas de los amigos y no reaccionen ante la alegría de familiares, compañeros de trabajo o pareja.
Sus rasgos insensibles les impiden poder disfrutar de lo más bello y trascendente del ser humano, como es la empatía y la adhesión emocional.
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