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¿Cómo crees que se obtienen los mejores logros, trabajando individualmente o colaborando codo con codo con otros compañeros? La ciencia nos dice que, aunque la unión fomenta el ingenio, siempre hay una excepción a esta regla.
Última actualización: 28 septiembre, 2022
Sherlock Holmes y el Dr. Watson. Tom Sawyer y Huckleberry Finn. JRR Tolkien y CS Lewis. Batman y Robin Fox Mulder y Dana Scully. El mundo de la literatura, el cine y la televisión siempre nos han demostrado que varias cabezas juntas funcionan mejor que una sola. El trabajo en equipo es esa virtud que, al parecer, nos permite salir victoriosos de cualquier encrucijada.
¿Cuál es la verdad en esta idea? ¿Es realmente tan ventajoso unir varias mentes en el día a día para resolver problemas y desarrollar ideas más innovadoras? La ciencia nos ha demostrado muchas veces que la inteligencia grupal tiene grandes beneficios. Nos permite retroalimentarnos para dar forma a propuestas y soluciones más ingeniosas.
Sin embargo, hay un hecho que la mayoría de nosotros sabemos. El trabajo en grupo no siempre es fácil y, en ocasiones, incluso dificulta la productividad por la existencia de criterios y personalidades contrapuestas. Igualmente, No todo el mundo se desempeña de forma óptima en compañía, prefiriendo, en la medida de lo posible, un trabajo en solitario.
A lo largo de la historia se ha demostrado el notable beneficio de las colaboraciones grupales para obtener notables avances y descubrimientos.
A veces, los factores de personalidad dificultan el trabajo en equipo.
Dos personas piensan mejor que una: ¿en qué circunstancia se cumple?
Nadie puede negar que existen muchos casos en los que dos personas piensan mejor que una.. Recordemos, por ejemplo, a todas aquellas parejas que han ganado un premio Nobel aunando esfuerzos e ideas. Ejemplos de ello son, sin duda, Pierre y Marie Curie.
Notable fueron también los trabajos conjuntos de George Braque y Pablo Picasso en el mundo del arte o los escritores CS Lewis, JRR Tolkien. Fisiología, medicina, economía, ingeniería… Gran parte de nuestra sociedad avanza gracias a la colaboración conjunta de grupos de personas que razonan, investigan y trabajan juntos.
Ahora bien, ¿significa esto que la fortaleza del grupo es sinónimo de éxito y ventaja absoluta? La respuesta es no. Debe haber múltiples factores para que varias mentes alcancen la excelencia y sean verdaderamente productivas. La investigación de la Universidad Carnegie Mellon destaca que la inteligencia colectiva, para tener éxito, depende de varios elementos. Los analizamos.
A la hora de tomar decisiones, siempre es más beneficioso contar con otras perspectivas para poder dilucidar mayores estrategias ante un mismo desafío.
Habilidades y competencias de las personas
¿Alguna vez ha tenido que llevar a cabo un proyecto con una o más personas con habilidades dudosas? Es algo frecuente. Aspectos como las habilidades técnicas y las habilidades interpersonales son clave para que un equipo sea efectivo. Es decir, dos personas piensan mejor que una si ambas dominan el tema que están trabajando y, además, están en sintonía.
Asimismo, de nada servirá tener un compañero brillante si es imposible comunicarse con él. La personalidad de los miembros de un grupo se erige como un aspecto igualmente decisivo para que exista sincronía entre estas mentes. Factores como el orgullo, la arrogancia, el individualismo y la necesidad de competir para sobresalir arruinan la capacidad de alcanzar metas altas como grupo.
Las reglas que rigen el grupo de trabajo
Todo grupo social formado por dos o más personas necesita unas reglas básicas de interacción para conseguir los objetivos marcados. Este es un aspecto que muchas veces descuidamos. Aunque tengamos la intención de realizar un proyecto con un amigo o familiar, es fundamental que definamos reglas claras y pautas de interacción.
Esto nos permitirá, entre otras cosas, poder distribuir equitativamente las tareas. Decide también los tiempos de trabajo, los recursos con los que contará cada uno o establece los tiempos de consecución de cada objetivo. Si no nos ponemos de acuerdo en unas reglas básicas y una estrategia clara, solo reinará la improvisación y el caos.
La inteligencia colectiva nos permite trabajar codo a codo con otras personas y obtener mayores logros que si lo hiciéramos individualmente.
Cuando la colaboración mutua no tiene éxito
La evidencia nos muestra que, en promedio, dos personas piensan mejor que una. Se aporta un mayor número de ideas, las mentes se interpelan, enriquecen y motivan mutuamente. Nada es tan estimulante como tener varias visiones de un mismo concepto, como aportar las más variadas sinergias a un mismo objetivo.
Las grandes y pequeñas empresas lo saben y es común dinamizar grupos, capacitar a las personas para que sepan realizar su trabajo en conjunto y no tanto individualmente. Sin embargo, y aquí viene el problema, hay veces que dos, tres o cinco mentes no piensan mejor de manera unificada. Hay circunstancias que impiden este fin.
El efecto Dunning-Kruger: cuando armamos un grupo de incompetentes
El efecto Dunning-Kruger ocurre cuando una persona incompetente sobreestima sus habilidades y asume que sus habilidades están por encima del promedio. Reflexionemos sobre lo que puede significar cuando tenemos dos o más personas con este perfil en un equipo de trabajo.
La incompetencia y la pereza social son elementos que aparecen en muchos equipos de trabajo: basta que haya alguien con este perfil para que el resto se sienta estorbado.
Dos personas piensan mejor que una si sus enfoques se enriquecen mutuamente
Existe otro fenómeno no menos interesante sobre el desempeño de los grupos de trabajo. A veces, los miembros desarrollan un pensamiento demasiado homogéneo y similar.. En este caso, no estamos hablando de incompetentes, sino de individuos que, ya sea por afinidad o por complacerse, evitan contradecirse y sus aportes ya no son tan ingeniosos.
Cuando solo buscan el consenso y dejan de inspirarse y desafiarse mutuamente, el pensamiento ya no es innovador. Este es sin duda otro peligro que debe ser considerado por las organizaciones. Incluir personas con visiones diferentes, pero capaces de llegar a acuerdos, aporta una mayor ventaja a una empresa.
Para concluir, el presente y el futuro requieren que sepamos combinar nuestras sinergias, ingenio y habilidades para enfrentar desafíos comunes. Saber trabajar en grupo es, por tanto, algo fundamental en lo que todos deberíamos mejorar.
Gracias por leer ojodesabio.com. ¡Hasta pronto!