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Gran parte de su sufrimiento, estrés y ansiedad se almacenan en su cuerpo. La inteligencia somática es la competencia que nos permite conectar y comprender todo lo que sucede en nuestro cuerpo y, en consecuencia, en nuestra mente.
Última actualización: 21 de mayo de 2022
El coeficiente intelectual somático es una competencia de bienestar mental que todos deberíamos desarrollar. Está relacionado con la interocepción, con esa capacidad de tomar contacto con la información que nos envía el cuerpo sobre lo que sucede en su interior. Es también el arte de saber vivir en esa envoltura que nos contiene y que tantas veces descuidamos.
Por ejemplo, las emociones se manifiestan a través de un correlato fisiológico. Lo que sentimos aparece mucho antes en el estómago, los músculos, la piel y el corazón que en la mente misma en forma de pensamiento.. Esas reacciones son poderosas y reveladoras, pero en este mundo acelerado y lleno de estímulos externos, apenas tenemos tiempo para escuchar mensajes somáticos.
Hacerlo, conectarnos con nuestro propio cuerpo, nos permite desarrollar mucho más nuestra conciencia. Es favorecer una unión necesaria entre cuerpo y mente para desarrollar ese otro tipo de inteligencia que tanto aporta a nuestro bienestar. Porque Saber lo que está pasando en el cuerpo es comprender lo que tus emociones te quieren decir.
“Tu cuerpo es un templo de la naturaleza y del espíritu divino. Mantenlo saludable; respetarlo; estudialo; dale sus derechos.”
-Henri-Frédéric Amiel-
La ansiedad, el estrés y el trauma generan señales interoceptivas en nuestro cuerpo que no siempre sabemos entender.
El coeficiente intelectual somático: la verdad está en tu cuerpo
La inteligencia somática o el coeficiente intelectual somático no es un concepto nuevo. Sin embargo, hoy en día está cobrando cada vez más relevancia. Se integra dentro de aquellas perspectivas que buscan promover una comprensión más profunda del yo. Allí donde el cuerpo, la mente y las emociones forman una entidad completa, inseparable y también reveladora.
Para entender este enfoque, pensemos en algo por un momento. La cultura occidental se centra en exceso en todo lo relacionado con el intelecto. Damos por sentado que la mejor competencia del ser humano es su inteligencia. Ella es la que marca la diferencia, la que nos permite llegar lejos en la vida y resolver casi cualquier tipo de problema.
Sin embargo, como bien sabemos, la competencia emocional también es relevante y configura otro potente marcador de inteligencia. Ahora bien, debemos introducir una tercera variable, y es la que se refiere a la interocepción, a la íntima conexión con todo lo que sucede en el organismo.
Porque Aunque siempre estamos enfocados en lo que pasa en nuestra cabeza, lo cierto es que vivimos en un cuerpo que, muchas veces, no atendemos como se merece…
El auge de las terapias somáticas
Los conocidos como enfoques somáticos han ganado peso en los últimos años. Ahí tenemos, por ejemplo, la terapia de experiencia somática desarrollada por el Dr. Peter Levine, dirigido al tratamiento del trauma psíquico. El objetivo es poner el foco de atención en aquellas sensaciones corporales vinculadas a hechos y sentimientos dolorosos del pasado, y que la persona debe reconocer y atender.
La investigación de la Universidad Hebrea de Jerusalén y el Instituto Internacional para la Curación del Trauma respalda la utilidad de esta estrategia. El objetivo es promover ese coeficiente intelectual somático capaz de promover la conciencia corporal y los mecanismos de autorregulación emocional.
Por otro lado, también podemos destacar el método terapéutico creado por el filósofo y psicoterapeuta Eugene Gendlin, quien fue discípulo de Carl Rogers. Su propósito era favorecer la sabiduría corporal, para integrar emoción y razón en un diálogo profundo. Solo cuando favorecemos un autoconocimiento de lo que nos sucede física y emocionalmente, logramos descifrar lo que necesitamos.
Solo cuando logramos conectarnos con nuestro cuerpo, entendemos lo que nos dicen nuestras emociones. Ese es el punto de partida de toda sanación y puente hacia el crecimiento personal.
Salir de tu cabeza para entrar en tu cuerpo
Jon Kabat Zinn, el profesor de medicina que popularizó las prácticas de meditación en la ciencia occidental, a menudo tenía algo muy concreto que ofrecernos. Debemos salir de nuestras cabezas para conectarnos con nuestro cuerpo a través de la respiración. Esto, insistió, nos permitirá sentirnos más presentes y también centrados en nuestras necesidades.
De alguna manera, para desarrollar un verdadero coeficiente intelectual somático debemos hacer lo mismo: «salir» de nuestra mente más veces. Establecer cierta distancia con el ruido mental, las preocupaciones y las negatividades nos facilitaría escapar de la psique para entrar en ese cuerpo físico que tanto tiene que explicarnos.
Escanear tu cuerpo, saber qué sensaciones lo agarran, es una forma de desarrollar tu inteligencia somática.
Cómo desarrollar tu coeficiente intelectual somático
Lo más probable es que cada vez que tenga dolor de cabeza o dolor muscular, tome un analgésico y trate de descansar un poco. Nada mas. Sin embargo, no siempre te detienes un momento a preguntarte qué te quiere decir tu cuerpo. Porque te está gritando, pero no lo escuchas, no lo escuchas decir que, a veces, detrás de estos inconvenientes, hay estrés, tristeza, preocupación, angustia…
Es hora de hacer cambios y desarrollar un poco más tu coeficiente intelectual somático. Estas son claves sencillas que te pueden ayudar:
- Tome conciencia de dónde se acumula la tensión en cada parte de su cuerpo. Hay días en que tu sistema parasimpático está más reactivo y notas mayores molestias en el estómago, en los músculos y en la respiración. Intenta averiguar a qué se deben estas sensaciones. Detrás de ellos puede haber un correlato emocional.
- Tu mente es a menudo como un mono que se balancea. Intenta detener su movimiento incesante, pídele que se calle. Luego, enfócate en cada sensación física que percibas, en tu cabeza, cuello, pecho, abdomen, piernas, en tu respiración…. Esto le permitirá relajarse.
- «Escanea» tu cuerpo cada vez que vayas a tomar una decisión. Intenta relajarlo, solo así lograrás un estado de calma ideal para trazar mejores ideas y estrategias de acción.
Por último, pero no menos importante, no dudes en salir a caminar todos los días. Use ese tiempo para meditar, para asegurarse de que la mente y el cuerpo estén en armonía, conectados y en movimiento. La vida se ve mucho más clara cuando te sientes conectado con cada área de tu ser: intelecto, emociones y organismo.
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