Egosintónicos y egodistónicos: ¿te gusta o te molesta cómo eres?

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Cada persona juzga su forma de pensar y actuar, y se siente cómoda o incómoda con ella. De esta sensación egosintónica o egodistónica surge el deseo de cambio. Te contamos por qué.

Elena Sanz

Escrito y verificado por el psicólogo. Elena Sanz.

Última actualización: 29 agosto, 2022

Todos tenemos nuestras propias cualidades o atributos que nos gustan y nos hacen sentir orgullosos; y también otras que nos incomodan y desearíamos que no estuvieran ahí. Es lo que llamamos rasgo o síntoma egosintónico y egodistónico, respectivamente.

Se podría pensar que los rasgos egosintónicos son positivos (porque nos hacen sentir bien) y los egodistónicos son negativos (porque nos hacen sentir incómodos). Sin embargo, esto no siempre es tan simple. Hay muchos comportamientos que nos provocan conflicto con el entorno, aunque no suponen un problema para nosotros. Y, del mismo modo, hay características propias que rechazamos rotundamente y en realidad no deberíamos hacerlo.

Analizar estos aspectos es una excelente manera de desarrollarnos personalmente.. Y es que trabajando con nuestro lado egosintónico y egodistónico podemos aumentar el bienestar personal y el éxito en las relaciones.

Egosintónico y egodistónico: ¿qué significan estos términos?

El término egosintónico se refiere a lo que está en sintonía con el ego, con el yo. Son, por tanto, los pensamientos, emociones y comportamientos que son coherentes con lo que la persona piensa de sí misma y aceptables a su propia imagen. No provocan ningún tipo de malestar o conflicto interno y no se pretende cambiarlos.

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Por ejemplo, una persona con trastorno de personalidad narcisista se siente cómoda con sus ideas de grandiosidad y su comportamiento antipático. Y es que, aunque cause dolor en los demás o provoque problemas en sus relaciones, esos pensamientos y actitudes están alineados con lo que ella piensa de sí misma y son consecuentes con sus valores e ideales.

De tu lado, el término egodistónico se refiere a lo que causa disonancia con respecto al ego, el yo. Son los pensamientos, emociones y conductas que son incongruentes con la imagen que la persona tiene de sí misma, y ​​que entran en conflicto con sus valores y objetivos. Podemos encontrar muchos ejemplos. Desde una persona homosexual que vive su orientación con culpa y vergüenza hasta un individuo con fobia social que sufre un gran malestar por su timidez y su tendencia a evitar situaciones sociales.

Sin embargo, uno de los ejemplos más claros ocurre en el trastorno obsesivo-compulsivo. Estas personas suelen tener pensamientos intrusivos tan contrarios a sus valores que les generan una ansiedad tan grande que es lo que desencadena la compulsión.

Por ejemplo, una madre que adora a sus hijos puede tener el pensamiento (mientras corta el pan) que va a atacar a sus hijos con ese cuchillo. O una persona que ama a su pareja puede ser asaltada por la idea de que ya no siente nada y que realmente no la ama. Estos pensamientos son tan inciertos, tan contrarios a la verdad ya la esencia de estas personas, que la ansiedad se dispara sin control.

¿Cómo se relacionan con la tendencia de cambio?

Egosintónico y egodistónico son dos términos muy utilizados en el campo de la psicología a la hora de categorizar los síntomas de las personas. Y es que la forma en que cada una percibe, interpreta y valora sus actitudes es determinante a la hora de buscar un cambio.

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Si estoy satisfecho y me siento a gusto con mi forma de ser y proceder, no se me pasará por la cabeza que es necesario cambiar algo en mí. Por el contrario, si esa característica me causa incomodidad o es incongruente con lo que soy, ese malestar me impulsara a hacer cambios.

Sin embargo, hay situaciones en las que un rasgo o síntoma egosintónico sí necesita ser modificado; porque, aunque la persona no provoque conflicto o disgusto, en realidad está perjudicando su vida o la de los demás. Por ejemplo, una persona con apego evitativo que sin darse cuenta está destruyendo su relación al considerar que su “necesidad de independencia” es normal y legítima.

Sin embargo, en otros casos, el objetivo no será cambiar el comportamiento, sino la evaluación que estamos haciendo de aquellos pensamientos o comportamientos que nos perturban. Por ejemplo, la persona que se juzga a sí misma con dureza y se rechaza por ser tímida puede dejar de percibir este rasgo como egodistónico si deja de ser tan autoexigente y adopta un pensamiento más flexible.

reflexionar sobre ti

En definitiva, si quieres conocerte mejor y trabajar sobre ti mismo, puedes empezar por analizar tus aspectos egosintónicos y egodistónicos. Haz una lista de tus principales cualidades, pensamientos y actitudes y determina si te sientes cómodo o incómodo con ellos.

A continuación, analiza si te están trayendo repercusiones positivas o negativas. Y, una vez que hayas decidido hacer cambios, define si necesitas modificar tu forma de actuar o solo tu forma de interpretar y juzgar lo que sucede.

En este proceso, es de gran ayuda contar con apoyo profesional.. Y es que una persona cualificada puede orientarnos en este cambio e incluso ayudarnos a descubrir aquellas zonas que quizás no nos incomoden, pero sí requieren trabajo.

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Gracias por leer ojodesabio.com. ¡Hasta pronto!

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