¿De dónde viene el sentido del ridículo y cuál es su función?

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Todos nosotros, en algún momento de nuestras vidas, nos hemos sentido ridículos. Pero, ¿para qué sirve «este sentido»? ¿Hasta qué punto puedes ayudarnos?

Última actualización: 05 diciembre 2022

El sentido del ridículo toma forma con la vergüenza, el miedo o el nerviosismo que produce la idea de que se rían de uno, de quedar mal delante de los demás… La mayoría lo tenemos, pero ¿qué función cumple realmente?

¿Sabías que existe un miedo patológico al ridículo, la llamada gelatofobia? Reflexionamos sobre estos fenómenos y analizamos qué puede estar pasando cuando este sentido del ridículo o no existe, o se vuelve limitante o incapacitante.

¿Cuál es el sentido del ridículo?

La palabra «ridículo» proviene del latín ridiculus y éste del verbo ridere (reír), junto con el sufijo instrumental -culum. También proviene del latín retic.olus, que significa ‘bolsa de red’. Cuando hablamos de algo ridículo, nos referimos a algo que puede considerarse extravagante, grotesco, impactante… y que suele provocar en las personas cierta burla, risa o extrañeza. La palabra tiene varios significados:

  • Algo que por su rareza o extravagancia conmueve o puede conmover a la risa.
  • Extraño, irregular y de poco aprecio y consideración.

Por otro lado, cuando hablamos del sentido del ridículo, nos referimos a ese miedo a que los demás se rían de nosotros por algún motivo. Es un sentimiento que nos paraliza a la hora de actuar, precisamente por ese miedo a quedar mal O que los demás se den cuenta de nuestros “errores”, se rían de ello o nos juzguen.

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Por ejemplo, surge por miedo a “meter la pata”, a equivocarse, a tropezar en plena calle o delante de mucha gente, etc.

Sentido del ridículo: ¿mucho, poco o nada?

La mayoría tenemos cierto sentido del ridículo (especialmente los que son más inseguros, o que tienden a tomar las críticas como ataques personales), aunque no todos. Hay personas a las que simplemente no les importa lo que piensen los demás.

Sin embargo, la falta absoluta de sentido del ridículo (llevado al extremo) se ha relacionado con personalidades psicópatas y asocialesen el que hay un desprecio exagerado por las normas sociales y una falta de respeto por los demás.

Por otro lado, y como curiosidad, un estudio publicado en la Asociación Española de Pediatría (AEP) atribuye la ausencia de sentido del ridículo (junto con otras características) a los niños preadolescentes con TDAH.

El sentido del ridículo variará mucho de una persona a otra, dependiendo de su personalidad, actitud, experiencias previas, etc.

Un exceso de sentido del ridículo

En general, las personas que tienen un excesivo sentido del ridículo suelen ser más tímidas e inseguras, y también sobrestiman las convenciones sociales. También tienen una gran sensibilidad a los juicios y opiniones de los demás, quizás alimentada por una baja autoestima y un gran miedo al «qué dirán».

También pueden ser personas muy autoexigentes y que se observan constantemente a sí mismas (la llamada autoobservación), que están muy pendientes de lo que pueden decir o pensar sobre ellas, porque siempre necesitan hacerlo bien, sí o sí. , en busca de esa exigencia o perfección.

Del sentido del ridículo a la fobia social

En cambio, cuando el sentido del ridículo es extremadamente marcado y, además, se suma a otros síntomas, entonces puede aparecer la fobia social. La fobia social se caracteriza por miedo intenso (o ansiedad) de situaciones sociales.

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Lo que realmente se teme es exponerse al escrutinio de la gente, con ese miedo tan grande al ridículo. En este caso, el sentido del ridículo está muy presente en la vida de la persona.

¿Para qué sirve el sentido del ridículo?

el sentido del ridículo En realidad es un mecanismo de defensa psicológica., lo que nos lleva a evitar situaciones que nos causarían malestar o vergüenza. En realidad, la vergüenza es una emoción que juega un papel clave en nuestras relaciones personales y puede llevarnos a ser más cautelosos, controlar los impulsos y reparar los daños.

Sin embargo, este mecanismo puede ser inadecuado (o mejor dicho, poco adaptativo o funcional) cuando nos bloquea y nos lleva a evitar constantemente situaciones sociales. En la evitación, la persona establece razonamientos falsos destinados a evitar este tipo de circunstancias y así deshacerse de la posibilidad de hacer frente a la situación angustiosa.

Así, un cierto sentido del ridículo puede “protegernos” (a nivel de autoestima, por ejemplo), pero cuando éste es excesivo, nos paraliza y también nos hace dar más importancia a situaciones que quizás no la tienen.

«Es gracioso, pero solo cuando ves a la gente hacer el ridículo, te das cuenta de cuánto los amas».

-Christie Agatha-

Gelotofobia o miedo patológico al ridículo

No es lo mismo tener sentido del ridículo que miedo a hacer el ridículo. Como curiosidad, encontramos un concepto que hace referencia a este miedo al ridículo llevado al extremo. Hablamos de gelatofobia, término que se describe en un estudio publicado en International Journal of Development and Educational Psychology, que deriva del término griego gelos (risa) e indica un miedo patológico a la risa, al ridículo.

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Como causa general de la gelotofobia, los autores postulan experiencias traumáticas repetidas en las que se ha ridiculizado (o se ha ridiculizado), durante la infancia y la adolescencia. En consecuencia, “la vergonzosa opinión de hacer el ridículo o sentirse ridículo se habituará durante el proceso de formación de la identidad del niño o joven, produciéndose así un estilo de vida defensivo que tiende a evitar el ridículo”.

R) Sí, las personas con este sentido del ridículo llevado al extremo están convencidas de que algo anda mal con ellasy eso lo hace parecer ridículo a los demás, siendo objeto de todas las risas.

Como hemos visto, el sentido del ridículo tiene su sentido, su “función”, y en cierto modo es lógico que lo tengamos. Sin embargo, si esto es demasiado rígido o excesivo, puede llevarnos a evitar situaciones, o nos dificulta ser nosotros mismos, lo que nos limita.

Y tú, ¿tienes sentido del ridículo? ¿Crees que es adaptativo o más bien te limita?

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Gracias por leer ojodesabio.com. ¡Hasta pronto!

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