Sarcástico, inteligente y hasta operístico. “The White Lotus” es una serie que no deja indiferente a nadie, al punto que es muy fácil odiar a más de un personaje. Aunque todos son el reflejo de esos recovecos más toscos y oscuros del ser humano.
Última actualización: 25 de diciembre de 2022
Si Agatha Christie fuera ahora una adicta a las series millennial, habría disfrutado del último éxito de HBO. Aquel en el que algunos ricos pasan sus vacaciones en idílicos resorts. Muchas de esas pinceladas que nos regaló el célebre escritor confluyen en esta producción televisiva. Es un reflejo de la sociedad misma y, por supuesto, siempre sucede alguna muerte trágica e inesperada.
Es cierto, El loto blanco tiene mucho que ver con la ópera, es una producción que muchos adoran y que unos pocos no soportan debido a que sus personajes muchas veces son llevados al límite de la superficialidad. Sin embargo, de eso se trata la sátira, siendo un reflejo muchas veces exagerado e incómodo de tropos reales que todos sabemos reconocer.
Su guionista, Mark White, tiene una letra inmaculada y rara vez acierta una puntada sin hilo. Sabe cómo hacernos reír y repeler, fascinar y hasta desacatar. Puede pasar de poético a hilarante en solo un par de segundos. Estamos ante una serie con numerosos premios Emmy y que tanto la audiencia como la propia crítica han enaltecido.
Sin embargo… ¿A qué se debe esta fascinación?
«Todos nos entretenemos mientras el mundo arde».
-El loto blanco, segunda temporada-
En El loto blanco no hay héroes ni villanos, son personajes que aúnan luces y sombras, de ahí nuestro interés.
El Loto Blanco: a todos nos gusta lucir
El loto blanco tiene dos estaciones y la trama es casi siempre la misma: las vacaciones de un grupo de millonarios. El primero tuvo lugar en un centro turístico de Hawái. En él fuimos testigos de la impronta de esa alta sociedad blanca dominada inconscientemente por el clasismo y hasta por el imperialismo. Todo ello trazó una serie de microhistorias que terminaron en drama.
En esta segunda temporada viajamos a la exuberante Sicilia, donde la cadena hotelera también cuenta con otro distinguido hotel. En esta ocasión, el eje argumental se centra en la anatomía de la sexualidad y las relaciones afectivas en todas sus formas. La forma en que se aborda el claroscuro de los lazos humanos es tan impactante como divertida al mismo tiempo. Aunque el malestar es ese eterno leivmotiv, que nos acompaña en cada personaje, en cada historia y situación.
Vidas mimadas que observamos con morbo
El loto blanco alimenta uno de los impulsos humanos más poderosos: la curiosidad. A la mayoría de la gente le encanta mirar dentro de la cerradura para ver cómo viven los ricos. El dinero no solo les da poder, sino que también les permite ocupar espacios que son inaccesibles para la mayoría. Como espectadores, de repente nos convertimos en espectadores de sus intimidades y sus dramas.
En el momento en que se corre ese telón para nosotros, somos testigos de las situaciones y experiencias más crudas. Uno de los personajes más notables y paradójicos es Tanya McQuoid.. Es una mujer de mediana edad que heredó la fortuna de su padre y que carga con tantos traumas como ceros tiene en su cuenta corriente.
Bizarra, despistada, mimada, manipulable y trágica, parece que solo tiene una necesidad en la vida: ser amada. A lo largo de las dos temporadas la vemos cometer actos deleznables, tomar malas decisiones y ser el ejemplo más vivo de superficialidad.. Y a pesar de ello se convierte, con diferencia, en uno de los personajes favoritos del público.
Los ricos también lloran y son infelices
La serie de Mark White responde a una de esas preguntas que siempre nos hacemos: ¿cómo sería la vida si el dinero no fuera un problema? Lo primero que descubrimos con The White Lotus es que el dinero no da la felicidad, sino que nos deja con parte de los problemas habituales..
Un ejemplo de esto es el campo del amor. Si hay algo que sabemos sobre las vacaciones, es que son un momento clásico para que surjan problemas en las relaciones. En esta segunda temporada conocemos a dos jóvenes parejas que han decidido (a regañadientes) compartir esos días juntos en el resort de Sicilia.
Con estos cuatro personajes, capa por capa, se revela el peso de la infelicidad, la sexualidad, la desconfianza y la complejidad moral.. Es importante señalar que en esta serie todos los personajes son héroes y villanos al mismo tiempo. Ninguno es un ejemplo de virtud, pero a pesar de esos oscuros recovecos, es fácil empatizar (o al menos entender) con cada uno de ellos.
El Loto Blanco nos invita a la comparación social. Vemos la vida de los millonarios para descubrir que compartimos con ellos los mismos dramas y necesidades.
Aunque todos los personajes de The White Lotus son cuestionables, todas sus historias resuenan con nosotros.
Personajes que, a pesar de todo, sobreviven
En El Loto Blanco, el desastre y el caos se perciben a cada momento. A menudo anticipamos rupturas de relaciones que, al final, no suceden. Vislumbramos desastres y posibles muertes que no se materializan. Cuando la mayoría de los protagonistas abandonan el resort, lo hacen un poco mejor que cuando llegaron.. Hay aprendizajes y descubrimientos que se llevan en la maleta.
Además, más allá de esos personajes súper ricos, están los menos afortunados que intentan obtener beneficios de los primeros. En esta segunda temporada también conocemos a dos jóvenes scorts, Lucía y Mia, que salen victoriosas tras llevar a cabo un sutil pero hábil engaño. Sin embargo, a los que intentaron engañar a Tanya McQuoid no les va tan bien.
Porque, como hemos indicado al principio, Agatha Christie estaría fascinada con esta serie. Aunque la mayoría de los protagonistas sobreviven y vuelven a sus existencias ostentosas pero vacías, siempre hay una muerte.
El drama es esa mancha que, como en la vida, nubla la belleza de cada escenario idílico, recordándonos no sólo lo fútiles que son las personas.. La muerte misma es también el producto de la más irónica de las casualidades…
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