¿Conoces a los niños orquídeas y los niños dientes de león?

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¿Qué son los niños orquídeas? ¿Y los niños dientes de león? ¿Qué los hace tan especiales? En este artículo hablaremos de sus peculiaridades, centrándonos en cómo éstas les generan dificultades y facilidades.

Última actualización: 10 septiembre, 2022

los niños son fascinantes. Si algo saben quienes los educan y los aman es que parecen venir al mundo ya con personalidad propia. Es cierto que muchas veces hablamos de la influencia del entorno, pero está claro que hay una parte dictada por la genética que marca su actitud ante la vida.

Hay pequeños a los que no les afectan demasiado los cambios y miran el mundo con pasión e interés.. Asimismo, hay niños un poco más sensibles que responden con miedo, lágrimas y estrés ante casi cualquier circunstancia. Los sonidos, la proximidad de un extraño o incluso estar en un lugar que no conocen les inquieta.

La ciencia se ha interesado por este fenómeno durante décadas. El Dr. Thomas Boyce, profesor emérito de pediatría y psiquiatría de la Universidad de California, ha dedicado su vida al estudio del estrés infantil. Después de muchos análisis, entrevistas y estudios, formuló su interesante teoría sobre los niños orquídea y los niños diente de león.

No importa cuáles sean las características de los niños, todos pueden prosperar y ser felices. Sin embargo, necesitamos saber sus necesidades.

Cada niño es único y tiene una forma de lidiar con el estrés.

Cabritos de orquídeas y cabritos de diente de león

Si hay algo que debemos entender como padres y educadores es que cada niño es único, excepcional y definido por necesidades particulares. A menudo, en cuestiones de crianza y educación, tendemos a poner el piloto automático asumiendo que lo que es bueno para un niño es bueno para todos. Es un error. Hay niños orquídea y niños diente de león que debemos conocer y atender.

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El Dr. Thomas Boyce ha estado estudiando la respuesta al estrés en humanos durante más de 40 años. Así, si hay una realidad que ha observado con frecuencia es que hay personas que han pasado por una infancia terrible y logran tener una vida plena, sin consecuencias. ¿Cómo puede ser? ¿Por qué otros, sin embargo, cargan con el peso de un trauma profundo que lo distorsiona todo?

En su libro The Orchid and the Dandelion: Why Sensitive People Struggle and How All Can Thrive (2020) nos da las respuestas. En primer lugar, si hay algo que debemos saber, es que los niños muestran dos respuestas muy diferentes a sus entornos: a través de la resiliencia y la sensibilidad. Y su origen, además, es genético.

Según estudios del Dr. Thomas Boyce, el 80% de los niños son “dientes de león”, pequeños resistentes que saben manejar el estrés. El 20% muestra una alta sensibilidad a los cambios y estímulos que le rodean.

Temperamento de diente de león, mentes capaces de prosperar en cualquier entorno.

Más allá del entorno, la crianza y el contexto social donde se desarrolla el niño, está su biología. Los factores genéticos determinan si una persona es más o menos resistente al estrés. Luego sí, todos podemos aprender estrategias adecuadas para enfrentar la adversidad y esto nos daría una ventaja similar a los que vienen al mundo con esta habilidad.

El Dr. Thomas Boyce ya ha demostrado en un estudio que todos estamos definidos por un tipo de reactividad biológica al estrés. Y en este caso, los llamados niños diente de león son los más resistentes. Las características que muestran estos pequeños son las siguientes:

  • Una parte de la población infantil está compuesta por niños “diente de león”.
  • Su temperamento es curioso, les gusta interactuar con su entorno sin demasiados miedos.
  • Son extrovertidos, poco ansiosos y tienden a tomar riesgos.
  • Manejan bien el estrés y no reaccionan de forma exagerada a los cambios.
  • Son pequeños muy activos, guiados por las ganas de aprender e interactuar.
  • También son criaturas muy activas que no ven riesgo por ningún lado.
  • Sus personalidades son muy animadas y alegres.
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Los niños diente de león tienen amortiguadores genéticos más altos para ser un poco más inmunes al estrés ambiental.

Niños orquídea, pequeños sensibles y con un gran potencial

Es importante considerar que una quinta parte de las personas no tienen elección sobre cómo reaccionar ante el estrés.. Saber diferenciar entre niños orquídea y niños diente de león es más relevante de lo que pensamos. Esto nos permitiría brindar estrategias adecuadas a los primeros para que puedan alcanzar su máximo potencial y adaptarse mejor a cualquier entorno.

  • Desde un punto de vista biológico, las orquídeas pequeñas muestran una mayor vulnerabilidad a los estímulos. Les afecta desde la alimentación, los sonidos, las luces, cualquier pequeño cambio, el tipo de tejido y, sobre todo, el entorno social que les rodea.
  • Ellos magnifican cualquier situación, viéndola como una amenaza.
  • Se ha visto que estos niños padecen en mayor medida enfermedades como asma, trastornos como ansiedad, depresión, etc.
  • Una crianza negligente en la que son frecuentes los gritos, la falta de afecto y de seguridad es altamente traumática para estos niños. Obviamente es para casi todo el mundo, pero el temperamento orquídea, como lo define el Dr. Boyce, puede evolucionar desde más enfermedades hasta trastornos mentales en el día de mañana.
  • Estos niños y niñas, aunque son más sensibles a los aspectos negativos, también viven con intensidad cualquier acontecimiento o detalle positivo. Florecen en ambientes felices, seguros y enriquecedores y se «marchitan», por así decirlo, frente a situaciones incluso mínimamente estresantes.

Hay niños que son como las orquídeas, reactivos, delicados y sensibles a su entorno.

A veces, en la misma familia puede haber hermanos con rasgos de temperamento de orquídea y rasgos de temperamento de diente de león.

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Educar mejor implica conocer las necesidades de cada niño

Hay una crítica que aparece con frecuencia en relación a la teoría de los niños orquídea y los niños diente de león. En realidad, los niños con una combinación de ambos temperamentos serían más abundantes. Son los llamados niños tulipanes, situados en un punto intermedio entre la fragilidad y la resiliencia. Ahora bien, sea como fuere, hay un hecho indudable que se desprende de estos planteamientos.

Hay una variable genética que no podemos controlar y que define la forma en que los niños reaccionan a su entorno. Algunos son más abiertos y confiados y otros, en cambio, son más vulnerables a los estímulos. Conocer las particularidades de cada uno de nuestros niños es determinante para poder educar en consecuencia y con sensibilidad, inteligencia y atención.

Si percibimos destellos de orquídeas en ellos, orientémoslos para que se sientan más seguros de sí mismos. en cada circunstancia. Sin presionar, sin agobiar, ni juzgar. El niño diente de león, por otro lado, es más abierto a la experiencia e impulsivo. En este caso, habría que transmitirles la necesidad de ser más reflexivos y prudentes.

Más allá de estas características, basta recordar que todos somos, al fin y al cabo, pequeños que necesitan ser amados y protegidos para prosperar. Actuemos, pues, como los mejores jardineros en su crianza.

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