¿A qué se debe el éxito de audiencia de la serie de Jeffrey Dahmer?

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Un portal de internet subasta las gafas originales de Jeffrey Dahmer por 150.000 dólares. A raíz de la serie de Netflix, la figura de este rudo asesino ha vuelto a adquirir una notoriedad que los familiares de las víctimas lamentan y denuncian.

Última actualización: 04 octubre, 2022

Ted Bundy, John Wayne Gacy, Richard Ramírez, Charles Manson… La historia de la criminología nos ha dado nombres y personalidades de lo más aterrador.. Muchos de ellos, como bien sabemos, han sido objeto de un exitoso programa True Crime. Sin embargo, en los últimos días estamos asistiendo a un fenómeno televisivo tan llamativo como interesante.

Netflix ha estrenado la serie Monster: The Jeffrey Dahmer Story. Lo hizo sin apenas promoción, apareciendo en la grilla de la plataforma de forma casi inesperada e inesperada. Sin embargo, viendo quiénes eran su creador, Ryan Murphy, y su protagonista, Evan Peters, la única propuesta ya anticipaba que el resultado podía ser brillante. Y así ha sido.

Sin embargo, no todos pronosticaron el éxito de audiencia de esta miniserie sobre el temido carnicero de Milwaukee. Los datos hablan por sí solos. La producción cuenta actualmente con 196,2 millones de horas de visionadocasi acercándose a la última temporada de Stranger Things.

Sin embargo, más allá del indudable logro mediático, está la fascinación que está generando el propio asesino (fallecido en 1994). Si durante su juicio surgió toda una legión de fans capaces de hacer cómics, camisetas y hasta canciones sobre él, hoy, esa inexplicable atracción parece estar resurgiendo de nuevo… ¿Pero por qué?

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El mal perturba e inflama la curiosidad del ser humano. Nuestras mentes luchan por comprender por qué algunas personas pueden ser capaces de cometer actos atroces, como los cometidos por el caníbal de Milwaukee.

Entre 1978 y 1991, Jeffrey Dahmer asesinó a 17 hombres, canibalizando incluso algunos de estos cuerpos.

Claves del éxito de la serie de Jeffrey Dahmer

Hace apenas unos días supimos que páginas como Cult Collectibles subastan artículos relacionados con Jeffrey Dahmers a precios desorbitados. por ahora, Ya hay cifra de partida para la venta de sus icónicas gafas: 150.000 dólares. Si llama la atención este tipo de marketing sádico, más desconcertante aún es pensar que hay gente dispuesta a pagar por tales objetos.

Además, otro ejemplo de este espeluznante interés en el personaje está en Milwaukee. Decenas de turistas han acudido en masa a esta ciudad con la esperanza de visitar el edificio donde Dahmer cometió varios de los crímenes. Ese bloque de pisos fue demolido, pero los curiosos no dudan en preguntar a los vecinos si alguien llegó a conocerlo.

Quien fuera uno de los asesinos más infames y perturbadores de la historia de la criminología ha vuelto a ser objeto de interés 28 años después de su muerte. El poder de los medios y la televisión puede resucitar figuras del pasado y convertirlas en iconos temporales del pop. Esto es lo que ha pasado con la serie de Jeffrey Dahmer, y muchos se preguntan por qué. Tratemos de explicarlo.

La serie sobre el asesino de Milwaukee ha logrado estar en el Top 10 de streamers en 92 países.

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1. Una producción polémica

Caníbal de Milwaukee asesinó a 17 jóvenes (en su mayoría homosexuales, negros, asiáticos o latinos), con total impunidad entre 1978 y 1991. La aportación innovadora de la serie es no centrarse exclusivamente en el propio asesino. El propósito de sus creadores fue mostrar el punto de vista de las víctimas y el trasfondo de racismo y homofobia que evidenciaba el cuerpo policial.

Esa idea de investigar la violencia sistémica de la sociedad y el andamiaje de un asesino psicópata ha terminado dando paso a la polémica. Los familiares de las víctimas denuncian a Netflix por no haberlos contactado en ningún momento. También por revelar hechos aterradores que desconocían por completo sobre los crímenes.

Además, se añadió otra peculiaridad. La plataforma incluyó la etiqueta LGTBI a la serie de Jeffrey Dahmer, junto con las de «crimen siniestro, psicológico, de terror, antiguo y oscuro». Tras las críticas, tuvo que retirarlo.

2. La fascinación por el mal y nuestro intento de comprenderlo

Barriles con torsos sin cabeza, polaroids con imágenes de cadáveres, canibalismo, fetichismo… ¿Cómo pudieron millones de personas haber visto una producción con escenas tan inquietantes? La respuesta es simple: el mal inquieta y perturba, pero nos atrae porque tratamos de entenderlo, de darle alguna explicación.

Como explica el criminólogo Vicente Garrido en su libro True Crime, la fascinación del mal, la mente criminal es uno de los mayores misterios del ser humano. desconcertante, pero anhelamos dar un sentido comprensible a cualquier acto violento y totalmente irracional. Durante los juicios de Dahmer, jueces, psicólogos y psiquiatras intentaron averiguar qué tipo de trastorno padecía.

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El sadismo, la necrofilia o la esplacnofilia podrían integrarse en un trastorno esquizotípico de la personalidad; sin embargo, nunca estuvo del todo claro. Su infancia podría ser, según muchos, la clave de todo.

«Es difícil para mí creer que un ser humano podría haber hecho lo que hice, pero sé que lo hice».

3. Borda perfectamente al asesino en serie.

Evan Peters ejecuta con maestría al caníbal de Milwaukee. Cada gesto, movimiento, silencio y mirada perfila en profundidad la figura del psicópata. Lo vemos moverse en espacios sórdidos y colores grises, amarillentos y marrones que evocan sus traumas y demonios internos. El guión es despiadado y crudo, no duda en mostrarnos todas sus filiaciones. Incluyendo sus gustos culinarios.

Como novedad, las víctimas no son mujeres y esa narrativa también es atractiva porque es nueva para el espectador. Es un hombre que mata hombres, un hombre que anhela compañía y recoge los restos de sus amantes. Ryan Murphy, el creador de la misma, es asiduo en mostrarnos esas arrugas y jirones de nuestra sociedad en términos de homofobia.

Y aquí convierte True Crime en denuncia y también en arte a la perfección en cada elemento: dirección, fotografía… La serie de Jeffrey Dahmer fascina con su absorbente retrato de uno de los asesinos más espeluznantes de la historia. Pero rendirle culto es cruzar otra línea menos lógica, menos ética y orquestada, básicamente por el morbo y los cantos de sirena de las redes sociales.

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