La forma en que comes no solo afecta tu salud física: es posible que condicione tu salud mental. En el siguiente artículo revelamos la ciencia detrás de la alimentación y el estado de ánimo.
Última actualización: 05 de julio de 2023
La forma en que la dieta influye en la salud mental fue, durante mucho tiempo, un área ignorada. La mayor parte de la investigación científica y la literatura existentes se centraron exclusivamente en los aspectos fisiológicos y nutricionales. Sin embargo, en la actualidad, la psicología y la psiquiatría ponen especial atención en este campo por múltiples motivos.
Por ejemplo, una publicación en Fronteras en Nutrición destaca que una nutrición adecuada evitaría el desarrollo de diversos trastornos mentales. Asimismo, no podemos obviar que el aparato digestivo suele ser considerado como ese “segundo cerebro” al que debemos cuidar mucho más.
Estamos ante un tema tan interesante como necesario, en el que merece la pena profundizar y eso es lo que haremos enseguida.
Formas en que la dieta influye en la salud mental
En nuestro día a día solemos escuchar que “somos lo que comemos”. Sin embargo, somos el resultado de una combinación compleja de factores que van desde nuestros hábitos de vida hasta la predisposición genética y las experiencias. Saber que la alimentación influye en la salud mental es una variable —entre muchas otras— para entender el bienestar.
En los últimos años, se ha prestado cada vez más atención a este asunto. Tanto es así que dar pautas de alimentación saludable a los pacientes con enfermedades mentales es algo que se establece con mayor frecuencia en el ámbito clínico. La ingesta dietética y el estado de ánimo están significativamente relacionados que te invitamos a conocer.
1. La producción de neurotransmisores
Los nutrientes esenciales que obtenemos de los alimentos, como los aminoácidos, las vitaminas y los minerales, son cruciales para la síntesis de nuestros neurotransmisores en el cerebro. Un nivel más bajo de serotonina y dopamina median, por ejemplo, en un estado de ánimo con síntomas depresivos.
Así, trabajos como el publicado en la revista Moléculas, apuntar en la misma dirección. El nivel de nuestros neuroquímicos se ve afectado por los hábitos dietéticos y los regímenes nutricionales. Por ello, es decisivo mantener siempre una alimentación sana, variada y completa en la medida de lo posible.
2. El peligroso consumo excesivo de azúcar
La forma en que la dieta influye en la salud mental también tiene que ver con el azúcar. Somos conscientes de que un consumo justo y adecuado de este tipo de edulcorantes no es peligroso, pero su abuso sí lo es. Tanto es así que la ingesta de alimentos dulces, bebidas y azúcares añadidos se relaciona con el desarrollo de trastornos depresivos, señala un artículo en Scientific Reports.
Asimismo, si hay algo frecuente entre una parte de la población es recurrir a estos productos por la gratificante sensación que proporciona durante un breve instante. La bollería industrial, por ejemplo, proporciona ese agradable subidón de endorfinas, pero lejos de saciar el hambre, la eleva y altera el estado de ánimo.
3. Inflamación y alimentos poco saludables
Nuestra dieta y los alimentos que incluimos en ella podrían aumentar el riesgo de sufrir depresión o un trastorno de ansiedad. Así, uno de los factores implicados en esta variable radica en los procesos inflamatorios provocados por determinados productos. El dato es sin duda interesante, e importante tenerlo en cuenta.
Él Revista de Salud, Población y Nutrición compartió una investigación en 2019 sobre este mismo tema. se podria ver que existen alimentos con potencial inflamatorio capaces de inducir síntomas depresivos o ansiosos en las personas.
Por lo general, las dietas ricas en grasas saturadas, así como los clásicos productos procesados, son los que favorecen estos ciclos poco saludables.
El consumo excesivo y persistente de productos industriales o productos ricos en grasas saturadas puede afectar nuestro estado de ánimo. Nos sentiremos más irritables, apáticos, tristes, con menos motivación y con poca energía.
4. La microbiota intestinal y nuestro “segundo cerebro”
¿Has oído hablar de esa relación decisiva entre el cerebro y nuestro intestino? Podríamos decir que este último órgano es esa rama polivalente donde se sintetizan neurotransmisores como la serotonina, la dopamina e incluso el ácido gamma-aminobutírico o GABA. Su desequilibrio interno también afectaría nuestro estado de ánimo.
De Clínicas y Práctica, También destacan cómo una dieta rica en probióticos podría reducir los síntomas de ansiedad y depresión. La capacidad de restauración y cuidado de la microbiota intestinal de estos productos es tan importante que no debemos pasarla por alto. Una dieta rica en kéfir, yogur natural o soja fermentada es beneficiosa.
5. Nuestra relación con la alimentación y los problemas de salud mental
Hay un hecho innegable y es que no siempre nos relacionamos con la comida de la mejor manera. En ocasiones, la comida actúa como este mecanismo para aliviar ansiedades, miedos, tristezas, autoexigencias e incluso la soledad. Algunas personas experimentar sentimientos de culpa al comer y necesidad de recurrir a conductas de purga (vómitos, laxantes o diuréticos).
Libros como Sana tu relación con la comida (2021), de la psicóloga clínica Juliet Rosewall, experta en trastornos alimentarios (TCA), nos dan un retrato de esta compleja realidad. Detrás de este tipo de conductas extremas, en ocasiones, se esconden problemas emocionales que desembocan, poco a poco, en padecimientos como la anorexia, la bulimia, el trastorno por atracón, etc.
6. Cuidado con las carencias nutricionales
Los mecanismos en los que la dieta influye en la salud mental también están relacionados con la falta de nutrientes. Es posible que una dieta inadecuada o incluso restrictiva haga que suframos un déficit de aquellos elementos que son esenciales para nuestro cerebro.
Por ejemplo, la revista Nutrientes ofrece un interesante estudio sobre el papel del magnesio en determinadas patologías psiquiátricas. Tan es así que Los síntomas depresivos pueden mejorar, en cierta medida, si se aumenta el consumo de este mineral.. Pero existen otros elementos que no podemos descuidar y cuyas carencias pueden afectar a nuestro bienestar. Ellos son los siguientes:
- zinc,
- calcio,
- hierro,
- vitamina D,
- Ácidos grasos omega-3,
- vitaminas del complejo B.
Mantener una dieta saludable actúa como un pilar decisivo para mejorar nuestra salud mental. Si lo combinamos con otras estrategias psicológicas, tendremos más factores protectores que mediarán en nuestro bienestar.
¿Qué tipo de dieta puede mejorar tu salud mental?
Mantener y promover una buena salud mental depende de múltiples factores, algunos de los cuales no siempre están bajo nuestro control. Prueba de ello son la predisposición genética, las adversidades o vivir en determinados contextos sociales.
Sin embargo, siempre hay variables factibles de optimizar para cuidar el estado de ánimo; la comida es una de ellas. Veamos, a continuación, qué alimentos son adecuados para este fin:
- Alimentos integrales.
- Probióticos: kéfir, yogures, soja fermentada.
- Antioxidantes: limones, naranjas, frutos del bosque.
- Magnesio: almendras, espinacas, plátanos, anacardos.
- Vitamina D: huevos, leche y baños de sol protegidos.
- Productos ricos en vitamina B: verduras de hoja verde, lentejas.
¿Cuándo es el momento de buscar ayuda?
Para concluir, todos podemos esforzarnos por mejorar un poco más nuestra alimentación, así como nuestra relación con la comida. Hacerlo es clave para tener una buena calidad de vida; nos sentiremos más positivos y enérgicos, listos para conquistar metas y propósitos.
Además, no dudes en consultar con nutricionistas y psicólogos si tenemos algún problema o duda al respecto. Nuestro bienestar lo merece.
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