La arquitectura del sueño determina significativamente cuán reparador puede ser nuestro descanso. Descubre cuáles son las consecuencias de una posible alteración en esta arquitectura, que nos afectan a todos.
Escrito y verificado por el psicólogo. Elena Sanz.
Última actualización: 30 de enero de 2023
El sueño es un proceso fisiológico crucial para nuestro bienestar. Cada vez más profesionales se hacen eco de la importancia de cuidar nuestro descanso, fomentando estilos de vida que lo protejan. Sin embargo, más allá de la existencia de este tiempo, tenemos que asegurarnos de que el resto sea de calidad, y para ello necesitamos saber qué es la arquitectura del sueño y qué factores pueden alterarla.
La relevancia de este aspecto radica en que el sueño no es el mismo en todo momento, sino que pasa por varias fases. Cada uno de ellos cumple funciones específicas que deben llevar a cabo si queremos que nuestro organismo funcione correctamente.
De este modo, cuando se altera la arquitectura del sueño, la calidad del descanso se ve afectada y podemos privarnos de procesos muy necesarios. Si quieres saber más al respecto, te invitamos a seguir leyendo.
Factores como la edad o el entorno pueden afectar al sueño.
¿Qué es la arquitectura de los sueños?
La arquitectura del sueño recoge cómo se construye este fenómeno, qué fases atraviesa y qué características componen cada una de ellas. Y es que no podemos conceptualizar el sueño como un estado único y homogéneo distinto a la vigilia. En realidad, hay que prestar atención a su forma y cómo se estructura en cada momento.
En un adulto sano, el sueño se organiza en ciclos de unos 90-120 minutos que se componen de distintas fases. Así, cada ciclo completo incluye el siguiente recorrido:
- Fase 1: esto es una etapa de entumecimiento caracterizado por la presencia de ondas cerebrales theta. Empezamos a sentirnos somnolientos, pero aún somos capaces de percibir la mayoría de los estímulos ambientales.
- Fase 2: en esta etapa la actividad cerebral se ralentiza, la frecuencia cardíaca y respiratoria disminuye y el tono muscular se reduce. A nivel cerebral se aprecia la presencia de ondas delta en pequeñas cantidades.
- Fase 3: por este momento, el sueño se ha vuelto más profundo y somos menos capaces de percibir los estímulos del entorno. Esta etapa está dominada por las olas delta y tiene una duración de un par de minutos.
- Fase 4: en fase 4 entramos en un estado de profunda relajación y tanto la presión arterial como la frecuencia cardíaca permanecen bajas. No hay tono muscular y debido al sueño profundo, es difícil despertarse en este momento. Además, es una fase crucial en cuanto al descanso reparador.
- Sueño REM: en las etapas anteriores predomina el sueño no REM, que se diferencia de esta última etapa conocida como sueño REM. en esta fase el cerebro está muy activo y aparecen los característicos movimientos oculares rápidos; También es el momento en que soñamos. Por ser la fase final, es común experimentar pequeños micro-despertares al final de la misma.
Factores que afectan la arquitectura del sueño
Cada momento del sueño tiene sus propias características y particularidades, y todas ellas son necesarias. Esta es una de las razones por las que es tan importante que se continúe durmiendo; lo sano es que los ciclos se cumplan.
Si se altera esta arquitectura, los procesos de recuperación y restauración biológica y psicológica que tienen lugar mientras descansamos no se dan de forma adecuada, y esto puede afectar a la calidad de vida.
Pero, ¿qué factores pueden alterar la arquitectura del sueño?:
Años
La edad es el principal elemento a tener en cuenta, ya que la arquitectura del sueño varía notablemente a lo largo de la vida.. Por un lado, se sabe que los bebés tienen ciclos de sueño de unos 50 minutos compuestos únicamente por dos fases: sueño REM y sueño lento. Además, los recién nacidos pasan más tiempo en el sueño REM.
Por otro lado, se ha observado que la cantidad de sueño de ondas lentas sigue una progresión no lineal a medida que envejecemos. Alcanza su pico máximo en la adolescencia, ya partir de ese momento comienza a disminuir, siendo realmente escaso en las personas mayores.
Estas diferencias en la arquitectura del sueño que ocurren con la edad son naturales y no patológicas. pero nos informan de cómo cambian nuestras necesidades y cómo la estructura del sueño se adapta a ellas. Por ejemplo, el hecho de que los bebés pasen más tiempo en la fase REM les permite consolidar la gran cantidad de información y nuevos aprendizajes que adquieren del entorno, ya que es en esta etapa cuando se produce este proceso.
El entorno
El entorno en el que descansamos también puede perjudicar la calidad del sueño, alterando su estructura. Por ejemplo, ruido ambiental, exposición a la luz por la noche o interrupciones causado por otras personas puede llevarnos a tener un sueño fragmentado y, por tanto, poco reparador.
Sí, podemos dormir todas las horas que necesitamos, pero los despertares frecuentes (por pequeños que sean) nos impiden completar nuestros ciclos naturales de sueño. Por ello, es crucial asegurarnos de que tenemos buenas condiciones a la hora de descansar.
factores internos
Hay elementos relacionados con la propia persona que también pueden influir. Uno de los más comunes es el estrés., que, cuando se presenta en niveles elevados, no solo produce insomnio, sino también mala calidad del sueño. Esto se debe a que se estimula la producción de cortisol e hipocretinas (sustancias que favorecen la vigilia), lo que hace que el sueño sea eminentemente ligero y fragmentado y provoque despertares tempranos.
En segundo lugar, tanto los problemas de salud física como psicológica deben ser considerados. Y es que el dolor (agudo o crónico) y otros síntomas de enfermedad que provocan molestias indudablemente afectan a la capacidad de descansar correctamente. De igual forma, se ha demostrado que diversos trastornos psicológicos alteran la arquitectura del sueño en quienes los padecen.
Por ejemplo, el TDAH parece dar como resultado un mayor porcentaje de cambios en la etapa del sueño y una menor eficiencia del sueño en comparación con los controles sanos. Asimismo, las personas con trastorno bipolar parecen tener una mayor actividad REM.
drogas y sustancias
No podemos olvidar que ciertas sustancias pueden tener un efecto sobre la estructura del sueño.
Por ejemplo, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina se han asociado con un posible efecto supresor del sueño REM; mientras que el metilfenidato utilizado para tratar el TDAH parece aumentar la latencia del sueño. Asimismo, el consumo de drogas afecta la arquitectura del sueñotanto en periodos de consumo como en los de abstinencia.
Las drogas afectan tanto la calidad como la cantidad del sueño.
Cuidar la arquitectura del sueño es cuidar la salud
Definitivamente, existen varios factores que pueden alterar la estructura o forma del sueño y repercutir negativamente en la persona. La mala calidad del sueño se ha relacionado con la somnolencia diurna, la irritabilidad, los problemas de concentración y el deterioro del bienestar emocional y físico. Por ello, es importante que cuidemos la calidad de nuestro descanso y no solo el número de horas que dormimos.
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